Ellas son la mayoría de la población y del electorado, superan a los hombres en escolaridad y en los cursos de doctorado y son casi la mitad de los empleados formales, pero siguen siendo una ínfima minoría en el poder político de Brasil y apenas ahora una mujer, Dilma Rousseff, logra ser elegida presidenta del país.
Por Mario Osava, para IPS
En América Latina es la
sexta mujer en alcanzar el puesto máximo del Poder Ejecutivo, siguiendo
los ejemplos más notorios y cercanos de Cristina Fernández, en
Argentina, y de Michelle Bachelet, en Chile.
Poco después de las 20 horas de Brasilia (22:00 GMT), el
presidente del Tribunal Superior Electoral, Ricardo Lewandowski,
anunció que Rousseff estaba "matemáticamente elegida", apenas una hora
y cuatro minutos después de finalizada la votación en el territorio
nacional. Se trata de "un récord mundial" en rapidez, gracias a la
tecnología nacional de las urnas electrónicas, destacó el magistrado.
Con 56 por ciento de los votos válidos, Rousseff, del
gobernante Partido de los Trabajadores (PT), venció a José Serra, del
Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), en la segunda vuelta
de las elecciones de este domingo. En la primera vuelta, el 3 de
octubre, habían registrado 46,9 y 32,6 por ciento respectivamente.
El resultado refleja el deseo de 135,6 millones de electores
de continuar el rumbo del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva,
especialmente sus políticas sociales reflejadas en la reducción de las
desigualdades y en 20 millones de personas que superaron la pobreza.
Eliminar la pobreza extrema al final de su mandato, en 2014,
fue la promesa reiterada por Rousseff en su primer discurso como
presidenta electa. Tambíen "extendió la mano" a la oposición y anunció
un gobierno austero, pero sin "un ajuste fiscal" que afecte los
programas sociales y servicios públicos.
Se estima que ocho por ciento de los 192 millones de
brasileños aún viven en la miseria. La meta es considerada irreal, si
se la toma literalmente, ya que incluso en los países ricos subsiste
una extrema pobreza residual.
Serra, en cambio, reconoció la derrota anunciando que "la
lucha continúa" y que los 43,6 millones de votos que obtuvo componen
"un campo político" que aseguran "esperanza y confianza" en la lucha
por "libertad y democracia".
El triunfo de Rousseff se debe a la transferencia de votos de
Lula, cuya popularidad actual asciende a niveles sin precedentes, de 83
por ciento, pese a los sucesivos escándalos de corrupción que afectaron
a su gobierno, especialmente en 2005.
Denuncias de presunto tráfico de influencia y negocios
irregulares con parientes contra la sucesora de Rousseff en la Jefatura
de la Casa Civil presidencial, Erenice Guerra, ocuparon las noticias de
septiembre, quitándole votos que impidieron su triunfo definitivo en la
primera vuelta, cuando necesitaba mayoría absoluta de los sufragios
válidos.
Otro factor negativo, aparentemente neutralizado por la
candidata en las últimas semanas, fue la campaña que la acusaba de
defender la despenalización del aborto, con prédicas opositoras de
sacerdotes y obispos, que incluyeron un mensaje del propio papa
Benedicto XVI.
La candidata se desdijo de posiciones anteriores, afirmó su
oposición al aborto y firmó documentos comprometiéndose con la Iglesia
Católica y las evangélicas a mantener la actual legislación en la
materia, que considera crimen el aborto, con dos excepciones, casos de
estupro y riesgo de muerte para la madre.
La explotación del tema por la campaña opositora, en busca de
votos entre los sectores religiosos más conservadores, sufrió un golpe
cuando el diario Folha de São Paulo reveló, el 16 de octubre, que la
esposa del candidato Serra, la chilena Mónica Serra, se había
practicado un aborto cuando joven. La información se basó en
testimonios de sus ex alumnas.
Pero, de todas formas, Rousseff "fue elegida por el voto de
los hombres", reconoció Fátima Pacheco Jordão, experta en opinión
pública vinculada al feminista y no gubernamental Instituto Patricia
Galvão.
Las últimas encuestas, del sábado 30, indican que su triunfo
se debió "más a los votos masculinos", informó Jordão a IPS, pero no
hay aún datos separados por género de la votación efectiva de este
domingo.
Las feministas acompañaron con optimismo la evolución del voto
femenino en la actual campaña electoral, sosteniendo que las mujeres
son "más ponderadas y eligen a sus candidatos a la última hora",
después de acumular todas las informaciones posibles y conocer bien a
los postulantes.
En esa idiosincrasia incide la insuficiente integración
femenina en el proceso político y electoral del país. Las distintas
instancias del poder político cuentan con solo cerca de diez por ciento
de mujeres y la cuota de 30 por ciento de candidaturas a diputados y
concejales, exigida por ley a todos los partidos, no arrojó grandes
avances en la última década y media.
Las mujeres brasileñas solo conquistaron derecho al voto en
1932, pero restringido a las casadas y autorizadas por sus maridos y a
las viudas y solteras con ingresos propios. El voto femenino en las
mismas condiciones del masculino, sin restricciones y obligatorio, solo
estuvo vigente en 1946. Hoy ellas suman 51,8 por ciento del electorado
nacional.
Rousseff, sin embargo, así como Lula, siempre estuvo en
minoría entre las mujeres, lo que revela la dificultad en avanzar en la
conquista de sus votos, pese al llamado a elegir la "primera presidenta
de Brasil".
Una campaña sucia se orquestó por Internet, con acusaciones
groseras en relación al aborto como al pasado de las luchas
clandestinas de Rousseff, que ejerció la lucha armada contra la
dictadura que los militares impusieron a este país entre 1964 y 1985.
Detenida en enero de 1970 y torturada, fue presa política durante 28
meses en São Paulo. Después se mudó a Porto Alegre, más al sur, donde
concluyó sus estudios de economía, fue secretaria municipal de Finanzas
y luego secretaria estadual de Minas y Energía.
Lula la nombró ministra de Minas y Energía en 2003 y, en 2005,
jefa de la Casa Civil de la Presidencia, cartera clave para la
coordinación administrativa de todo el gobierno con más de 30
ministerios. Hace dos años, Lula la eligió como candidata a su propia
sucesión y trató de transferirle el máximo posible de su popularidad.
Las elecciones concluidas este domingo revelaron, según el
escritor y periodista Eric Nepomuceno, la fuerza de Internet para
formar opiniones y el debilitamiento de la propaganda electoral
elaborada por publicistas y difundida por radio y televisión en un
horario gratuito durante un mes y medio en la primera vuelta y tres
semanas en la segunda.
Aunque derrotado en las elecciones presidenciales y con menos
escaños en el Congreso legislativo, el PSDB de Serra obtuvo importantes
triunfos en los 27 estados brasileños. Ganó cuatro en la primera
vuelta, incluyendo los más poblados, São Paulo y Minas Gerais, y otros
cuatro este domingo.
También el Partido Socialista Brasileño, aliado del PT, obtuvo
seis gobernaciones, además de ampliar su representación parlamentaria,
convirtiéndose en la fuerza política mediana más poderosa del país. El
PT de Lula y Rousseff amplió su peso tanto en la Cámara de Diputados
como en el Senado, asegurando, junto con sus aliados, amplia mayoría a
la nueva presidenta.
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