"Tarjeta roja a la homofobia", se llamaba el acuerdo que el equipo de fútbol amateur FC Chooz y la alcaldía de Ardenas (Francia) firmaron en septiembre de 2009. La iniciativa fue de la organización París Fútbol Gay (PFG), una abanderada de la lucha contra la discriminación de los futbolistas homosexuales y que pretende desligarse del estereotipo del jugador que, ya sea en el campo o fuera de él, exhibe a un macho que exuda testosterona y donde un gay parecería estar en un completo fuera de lugar.
Sin embargo, el FC Chooz le hizo el quite al convenio, pues Yoann Lemaire, jugador de 28 años de ese equipo, que había declarado su homosexualidad en 2005, fue expulsado de la alineación el pasado 27 de agosto.
Frédéric Coquet, presidente del club, se lo hizo saber en una carta, en la que le informaba que el comité se oponía a su regreso, exponiendo como única razón protegerlo y evitar incidentes que lo pusieran en riesgo.
Y es que desde que se empezaron a cantar los primeros goles de la historia, ningún futbolista había hablado abiertamente de su sexualidad, a excepción de quienes hacen gala de sus conquistas femeninas. Las posibles tendencias homosexuales han quedado siempre en el plano de los rumores y la suposición, pues es como si el fútbol y la homosexualidad no pudieran ir de la mano. De hecho, recientemente, Michael Becker, apoderado del futbolista alemán Michael Ballack, aseguró que "hay una pandilla de gays que controla a la Selección. Son pobres, feos, sin talento, burocráticos, inhumanos y gays" y Marcello Lippi, ex director técnico del equipo de Italia, sostuvo que "una relación gay en la Selección italiana crearía conflicto".
En mayo de este año, una fotografía del defensor Gérard Piqué y el delantero Zlatan Ibrahimovic despertó los más variados comentarios sobre una aparente relación homosexual entre los dos jugadores del Barcelona. La imagen, captada por alguien que se escondió en el parqueadero del club, los mostró cara a cara y tomados de las manos. Los rumores se calmaron cuando Ibrahimovic dejó el equipo azulgrana para irse a jugar en el Milan, en Italia.
Del otro lado están quienes mantienen una posición mucho más abierta al respecto. Uno de ellos es Corny Littmann, gerente del Saint Pauli de Alemania y abiertamente homosexual, que ha dicho: "Mi club demuestra que se puede ser gay y viril al mismo tiempo".
Al respecto, el periodista experto en fútbol Mauricio Silva comenta que está "seguro de que en el fútbol hay homosexuales como en cualquier otro oficio; lo que pasa es que todo el cuento en torno de la pelota ha sido ligado a un machismo exacerbado en el que, al igual que en el entorno militar, una salida del clóset debe costar el triple".
Lo cierto es que las opiniones vienen y van en el terreno de juego. Mientras tanto, Yoann Lemaire, el único que lo ha confesado, considera que "la homofobia es tan grave como el racismo y el antisemitismo". Lemaire ha emprendido acciones legales y le contó a EL TIEMPO detalles de su destitución.
¿Cómo justificaron su expulsión?
Decían que no era una buena idea que yo volviera al club porque es peligroso para mí, pues hay algunos jugadores que son homofóbicos y violentos. Todo esto, con el fin de protegerme y proteger al club, principalmente.
El club asegura que quiere evitar incidentes. ¿A qué incidentes se refieren?
A que he sido víctima de la homofobia. Desde hace mucho tiempo algunos jugadores del club me ofendían y, cuando la prensa venía a verme jugar, frente a las cámaras ellos me insultaban, me decían 'marica', 'maricón' y otras palabras agresivas. Luego, decían abiertamente que no les gustaban los gays y que no somos gente normal.
¿Esos jugadores recibieron alguna sanción?
A pesar de sus insultos, nunca fueron sancionados ni castigados, porque al presidente del club eso le parecía normal y no una discriminación, como lo es, y nunca tuvo el coraje de tomar medidas correctivas. A eso se añadió que este año recibí amenazas de muerte por el hecho de ser homosexual.
¿Cómo era estar en un camerino con ellos?
Era muy difícil, porque siempre era el blanco de la discriminación. Además, siempre tenía miedo de que me agredieran.
¿Por qué tomó la decisión de hacer pública su homosexualidad?
Lo hice desde el 2005, porque el fútbol no es sólo competencia: hay un ambiente social alrededor de él y yo quería ser honesto con mis compañeros y no estar más oculto ni escondido. Mentir no sirve para nada y les hice saber que yo era diferente, pero sólo en la medida en que no me gusta salir con mujeres.
¿Por qué se ha generado tanta polémica?
Porque en Francia no conocemos a ningún otro deportista gay, al menos en el fútbol. Esto no quiere decir que no haya homosexuales en los equipos. Entonces, aquí el problema de fondo es que parece que el deporte y la homosexualidad no pudieran ir de la mano, pero sabemos que muchos de ellos se esconden y, con todos ellos escondidos, las mentalidades no van a evolucionar nunca.
¿Qué ha significado para usted la expulsión?
Me ha afectado muchísimo, porque significa que para ellos yo no era una persona normal, valía menos por ser homosexual. Es como si estuviéramos en la Edad Media. Yo soy un hombre como cualquier otro, apasionado por el fútbol. Es duro para ellos comprender eso.
¿Esto ha afectado su relación de pareja?
No, no tengo una pareja. Aquí, localmente es difícil tenerla, porque no hay muchas posibilidades de conocer a alguien, pues los homosexuales se esconden por miedo o porque no quieren que se sepa su condición.
¿Qué piensa hacer ahora, después de toda esta persecución?
Encontré un nuevo equipo, el Vireux Club y pude regresar al fútbol. A mediados de septiembre empecé entrenamientos con ellos. Tengo un poco de miedo, pues ahora siempre hay cámaras en los campos de entrenamiento y temo que algo pase, pero hasta ahora, todo ha ido bien.
La posición frente al tema es radical
Las opiniones sobre las preferencias sexuales de los futbolistas son tajantes. Recientemente, Marcello Lippi, ex director técnico del equipo de Italia, sostuvo que "una relación gay en la Selección italiana crearía conflicto" y añadió: "Imaginemos cómo se trataría el tema de una pareja homosexual que juega fútbol (...) Aunque desde el punto de vista cultural contara con un importante apoyo de la gente, capaz de entender y aceptar una situación de este tipo, ésta sería instrumentalizada de modo que al final asumiría una connotación negativa".
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