El presidente de Ecuador, Rafael Correa, afirmó hoy que su gobierno vive "desde el primer día" bajo "una conspiración permanente, como todos los gobiernos del cambio de América Latina".
En declaraciones al diario La Jornada, de México, realizadas en Quito, Correa señaló que la sublevación policial del 30 de septiembre fue un golpe de Estado frente al cual nada se negocia, sino que cabe únicamente aplicar la ley.
Confesó que en aquel trance sintió "muy cerca" la muerte en
tres o cuatro ocasiones, y que le invadieron sensaciones de
indignación y tristeza más que de miedo ante lo que estaba
sucediendo.
"Yo me siento como un perdedor. Todos perdimos" con aquella
sublevación, dijo.
Correa afirmó que todas las estructuras de inteligencia del
gobierno ecuatoriano fueron penetradas por la CIA
estadounidense, algo que ha obligado a reorganizar toda esa área
donde hubo una traición, especialmente en los servicios
vinculados con la policía.
"Hemos tenido que buscar cuadros alternativos, algo que no se
forma de la noche a la mañana. Recién en 2009 logramos aprobar
la ley del sistema nacional de inteligencia", agregó Correa.
El mandatario ecuatoriano defendió el papel de las fuerzas
armadas de su país, que "se portaron profesionalmente" ante la
situación confusa que se creó cuando el presidente tuvo que
refugiarse en un hospital y pasó varias horas acosado por
policías sublevados hasta que fue rescatado.
Sin embargo, sostuvo que dentro de ellas hay "grupos duros
con vinculaciones políticas a quienes no les importa ni la
Fuerza Aérea ni la democracia, sino mantener sus privilegios y
sus conductas represivas".
Correa señaló que tras la sublevación el presidente de
Estados Unidos, Barack Obama, le telefoneó un par de veces y le
dijo que no tenía nada que ver con lo ocurrido.
Obama "es buena persona, pero no ha podido cambiar la inercia
de gran parte del aparato político" de Estados Unidos, agregó
Correa.
El mandatario, sin embargo, no descartó la participación en
el complot en su contra de "sectores que actúan incluso contra
el presidente" estadounidense.
"No podemos claudicar ante las balas asesinas. Sería
traicionar a los que murieron ese día, a esa ciudadanía heroica
que salió desarmada a defender la democracia", añadió.
Correa dijo que "reconciliar con criminales es imposible, eso sería permitir la impunidad. Vamos a continuar. Aun más: radicalizaremos la revolución", concluyó.
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