La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) se prepara para tomar medidas adicionales de apoyo a la actividad económica pero está dividida sobre lo que debe hacer y podría dar un giro inesperado.
Frente a la desaceleración de la reactivación económica y el alza de los precios, el Comité de Política Monetaria (FOMC) de la Fed había indicado en su última reunión, el 21 de setiembre, que estaba preparado para actuar "si fuera necesario para apoyar la reactivación económica y para que la inflación" vuelva a un nivel conveniente.
A tres semanas del próximo FOMC, previsto para el 2 y 3 de noviembre, las actas de la reunión de setiembre publicadas el martes volvieron a poner sobre el tapete el debate en el Comité sobre las medidas adicionales que podría adoptar.
La primera idea fuerte que sobresale es una noción de urgencia que no existía el 21 de setiembre: según las actas, la "percepción de los miembros del Comité" es que una flexibilización monetaria "podría ser apropiada pronto".
El documento de la Fed recuerda no obstante que "toda decisión futura dependerá" de la evolución de la coyuntura y de las perspectivas económicas del país.
Sin embargo, "numerosos participantes de la reunión señalaron" que nuevas medidas de flexibilización podrían implementarse "si el crecimiento económico es demasiado lento para permitir" esperar una baja razonable del desempleo "o si la inflación continúa siendo demasiado débil".
Solía pensarse que los dirigentes de la Fed defendían una reactivación monetaria adicional vinculándola a un deterioro fuerte de las perspectivas económicas o de los riesgos crecientes de deflación- aunque las actas indican que el FOMC considera "débil" la posibilidad de un espiral deflacionaria.
©AFP/Getty Images/Archivo / Mark Wilson
Esto no hace sino evidenciar las divisiones entre los partidarios del statu quo y los numerosos miembros del FOMC para quienes la tasa elevada de desempleo es causada por factores más coyunturales que estructurales y puede, por esto mismo, combatirse mediante la política monetaria.
Quienes se oponen a una nueva flexibilización monetaria creen al contrario que el nuevo programa de compras de bonos del Tesoro a largo plazo en el que piensa la Reserva Federal (para estimular la actividad manteniendo en un nivel muy bajo las tasas de interés a largo plazo) tendría poca influencia en la tasa de desempleo (9,6% a fines de setiembre) y que sus costos podrían ser superiores a sus beneficios.
Por último, lo otro que queda en evidencia en las actas es que el FOMC piensa en algo más que en inyectar efectivo en el sistema financiero para apoyar a la economía cuando su tasa directriz está bloqueada cerca de cero desde mediados de diciembre de 2008.
Según las actas, habría que aumentar las expectativas de inflación, lo que "bajaría las tasas de interés reales a corto plazo y estimularía la economía".
Para esto, el FOMC manejó la posibilidad de dotarse de un objetivo de inflación o incluso de un objetivo de crecimiento económico.
El hecho de que estas conversaciones sean mencionadas en las actas ilustra "la lucha entre los miembros del FOMC para determinar qué política es más apropiada", estima Michael Gaspen, economista en Barclays Capital.
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