El director general del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, invitó a los Estados miembros, y en particular al G20, a sentarse a la mesa para intentar hallar soluciones a la "guerra de divisas" que amenaza los mercados.
La solución ante la devaluación del dólar y la sobreevaluación de monedas como el real brasileño, que llevó al ministro de Finanzas de ese país, Guido Mantega, a utilizar la expresión "guerra de divisas", exige mantener el espíritu de unidad del grupo de países avanzados y emergentes, dijo Strauss-Kahn.
"Muchos hablan de una guerra de las divisas, yo mismo utilicé esa expresión quizás un poco demasiado militar. Pero es cierto que muchos consideran su moneda como un arma y eso ciertamente no es para el bien de la economía mundial", añadió en la rueda de prensa previa al inicio de la reunión semestral del Fondo.
La responsabilidad recae en particular en los países emergentes que luchan a su vez por tener un mayor peso en el seno del Fondo.
"Creo que es legítimo insistir en el hecho de que cuanta más voz y representación tengan los países emergentes en el Fondo más responsabilidad tendrán en la estabilidad del sistema", indicó.
"Puedes estar en el centro del sistema, pero eso implica tener más responsabilidad sobre lo que haces en la economía mundial", añadió.
Brasil ha reforzado entre otras cosas la imposición fiscal a la entrada de capitales extranjeros como parte de su política para intentar luchar contra la apreciación del real.
China es el principal acusado en esta áspera lucha que divide básicamente a las monedas que flotan libremente en el mercado y a las que están sujetas a controles gubernamentales.
El gobierno chino empezó hace meses a dejar apreciarse lentamente su yuan, pero el propio Mantega ha criticado en varias ocasiones esa situación.
Estados Unidos también ha criticado a China, pero a su vez no deja de ser agriamente atacado por la Unión Europea, que ve como el euro vuelve a apreciarse frente al billete verde.
Intervenir en el mercado para modificar el curso de una moneda no significa tener una política contraria al libre mercado, reaccionó Strauss-Kahn al ser preguntado al respecto de China en la rueda de prensa.
Pero al final de cuentas "el precio de una moneda es el precio de una acción y tiene que cambiar" en función de los movimientos de los mercados, añadió.
Los países preocupados por la excesiva entrada de capitales exteriores, como Brasil, tienen todo el derecho a tomar acciones individuales, pero el diálogo debe continuar dentro del G20 (países avanzados y emergentes) para alcanzar acuerdos, añadió.
"El impulso no está desapareciendo pero sí está decreciendo, y todo el mundo tiene que tener en mente" la coordinación, pidió.
Los países emergentes están creciendo a tasas que duplican ampliamente las de los países ricos, recordó. Eso tiene que tener un impacto en sus monedas, opinó.
Tras el estallido de la crisis financiera a finales de 2008, los líderes del G20 celebraron hasta el momento tres cumbres para coordinar esa respuesta de acciones, pero la reforma de la regulación internacional sigue atascada, entre otros asuntos.
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