Con diversos actos y muestras se realizarán hoy un homenaje a los Hermanos Nuñez, creadores de la “Chacarera del 55”. Se llevará a cabo en el ex bar “El 55” ubicado en Santiago de Estero 1086. Desde las 11.30 charlas a cargo de poetas y se descubrirá un panel que contará la historia del lugar. El homenaje continuará mañana a las 19 en el MUNT, donde se abrirá una muestra de pintura y fotografía.
Además actuarán el Mono Villafañe, el Dúo La Yunta, Coqui y Adrián Sosa y Julio Palacios, entre otros artistas.
Organizan: CERPACU, MUNT, UNT, Municipalidad de San Miguel de Tucumán, Dirección de Cultura y Turismo.
La Chacarera del 55 fue compuesta por los Hermanos Núñez entre 1959 y 1960, en homenaje a un bar de la Plaza Alberdi que recibía durante el día a quienes que llegaban a la estación del tren y de noche era el espacio de la bohemia tucumana. Rodeado de 4 cabarets, cercano al casino y prostíbulos, el bar congregaba cada noche a poetas, músicos, actores, bailarines. Por las características singulares de la composición tanto en letra como en música, en poco tiempo la chacarera del 55 se convirtió en uno de los mojones del folclore argentino.
Mi recuerdo del bar el 55, palabras de Gerardo Núñez
Junto a mi cumpita hermano Pepe, entregaba mi juventud salteña cobijándola en la última Bohemia Tucumana, nadie era más que nadie, ni el borracho que no sabía por qué lo estaba, ni el sorprendido que iba para saberlo, ni el estudiante que demoraba su intelecto, ni el intelectual que buscaba su respuesta, ni el Cochero postergado que quería en sus bolsillos el chisperío de las gastadas herraduras. Nadie. Era una sola emoción, una endiablada emoción, sin espectadores, con ruidos de chatarras y bellos sonidos, con estridentes alaridos y profundos silencios, con discursos, poemas, llantos, amores, penas, confesiones, hasta el alba y más allá…y quizás hasta siempre, eran fantasmas que se quedaban en sus paredes… ERA EL 55.
Y mi juventud buscaba el sonido que nunca lo encontró y lo sigue buscando. Lo buscaba en la maestría del Ciego Pancho con la guitarra afinada en su alma, en las noches del Adolfo y el Hugo Carmona, en el purísimo y brillante violín de Alfredo Grillo, en el corazón de Miguelito Ruiz, en el viento que arrastraba todas las músicas y las ponía en una sola boca enorme y santiagueña, la del Hugo Díaz para eternizar mi vida de noche y cegármela a la madrugada en un llanto que hasta hoy me dura… ERA EL 55.
Sus altos techos y viejísimas paredes de arquitectura señera protegían al silencio sólo a la siesta, en donde habitaban dos o tres duendes atrasados como fantasmas que habían perdido el espanto. A la noche, con el lucero, se despertaba el monstruo cargado de ojeras y volvían del cansancio todos sus hijos a su única guarida, para dar vida a ese organismo rojo y vibrante que tenía como oficio comerse un pedazo de historia de todos nosotros a cambio de darles el asombro buscado en mil noches de boliches insulsos… ERA EL 55.
…Y me fui, volviendo siempre los ojos y dejando como ofrenda que quizás estén hoy en sus paredes, un pedacito de mi historia que a él le interesaba por eso me acogía. Y allí quedaron La Milonguita y La Brasileña, con sus polleras cansadas y la risa para todos; quedaron los dueños oficiales de la noche: El Chacho Díaz y Maldonado - los mozos de bienvenidas “vaquitas” de vino hacedoras de desvelos hasta el amanecer y algo más o mucho más-. Allí nació al irme, al perderme de su historia, en ese preciso momento, este deseo quimérico de encontrarlo aunque sea una vez más; si una vez más aunque sea. ¡POR QUE SÍ! ¡PORQUÉ ASÍ ERA EL BAR EL 55!
El músico y cantor Lucho Hoyos señala : “La Chacarera del 55, es un punto de inflexión en la evolución de la música popular folclórica. Yo que valoro sobre todo a los que se arriesgan, a quienes con lo propio abren nuevos caminos, los admiro porque ya son dueños de un lugar donde sólo están los genios como Piazzolla o el Cuchi Leguizamón. Llama la atención el hecho de que a pesar ser una chacarera que ha roto todos los moldes y las estructuras, ha logrado meterse en el inconsciente colectivo, en el gusto del pueblo y no sólo de los intelectuales. Hay artistas que se quedan en la imitación, en lo seguro, Los Hermanos Núñez dieron ese puntapié inicial y todavía no nos hacemos cargo de seguir esa posta, tenemos miedo al riesgo, a la verdadera creación. Ellos son hoy nuestros maestros, nuestra inspiración”.
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