El espectáculo continúa, este sábado a las 22 en La Gloriosa, San Luis 836. Textos y puesta en escena de Pablo Gigena, y dirección conjunta de Noé Andrade y el autor. Una comedia absurda, donde la participación del público cobra un rol relevante e indispensable. Entrada a la gorra, festejando un nuevo aniversario de La Vorágine
La autorreferencialidad, la identidad, los roles en el teatro, la relación entre actores, autores, directores, técnicos y público, son algunos de los temas tratados desde un humor absurdo y por momentos, disparatado.
Anónimo metateatral es una obra que trata de desentrañar los límites difusosentre ficción y realidad en un acontecimiento teatral.
Esta indagación se hace a través de la concreción misma de una obra de teatro, la que “ocurre” allí mismo y en ese momento, en “tiempo real”. La obra indaga sobre las limitaciones de la razón y el lenguaje respecto a su capacidad para dar cuenta plena y acabada de la realidad. Además afronta la imposibilidad de que una obra pueda auto explicarse, es decir explicarse a sí misma desde dentro de la misma obra.
Es así que la pieza se analiza y explicita a sí misma paso a paso, deconstruyendo su estructura y partes, desde la voz de todos sus participantes (Autor, director, intérpretes, técnicos y público) en un doble juego de rol y personaje. Por ello tanto los participantes como los elementos contenidos físicamente en la función llevan carteles que los enuncian y designan: actor, director, actor lector de didascalias, público, técnico, vendedor de entradas, autor, espejos, mesa, espacio de luces, butacas, etc.
El abordaje del objetivo propuesto se hace a través de la explicitación, lo que exacerba las contradicciones, desencuentros o desencuadres entre el lenguaje enunciado en y por el texto (Didascalias y diálogos), y las acciones -de los intérpretes- que intentarán corresponder a esa enunciación. La autorreferencialidad, la identidad, los roles en el teatro, la relación entre actores, autores, directores, técnicos y público, son algunos de los temas tratados desde un humor absurdo y por momentos, disparatado.
Pero a su vez el tema de la teatralidad opera como disparador de otras temáticas más universales, tales como la dicotomía entre realidad y representación, entre el ser y el parecer, lo real y lo imaginario, el determinismo y el libre albedrío, lo sucesivo y lo simultáneo, etc. Las “personas/personajes” se ven impelidas a respetar un texto pre-establecido por el Autor, el cual, paradójicamente, critica tal imposición y acatamiento a través de la voz de esas mismas “personas/personajes”, en un juego de espejos enfrentados que se reflejan, y hacen imposible la delimitación definitiva de las dicotomías antes enunciadas, provocando además la recursividad absurda, dada por la repetición infinita de cuadros que intentan contenerse a sí mismos, sin poder lograrlo.
El texto pertenece a Pablo Gigena quien codirige la obra junto a Noé Andrade. La puesta en escena está a cargo del grupo. El sonido es realización de Víctor Martínez. La iluminación y dispositivos están en manos de Claudio Gigena. Trabajarán 6 actores: Noé Andrade en el rol de Director, Claudio Gigena, en el rol de Técnico, Benjamín Tannure, en el rol de Actor, Silvia Lescano, en el rol Actor lector de didascalias, Enrique “Kikin” Díaz” en el rol de Vendedor de entradas y Eliseo Jantzon, en el rol de Actor de la Mano anónima. Las miniaturas fueron realizadas por Pablo Ríos y Claudio Gigena.
Como la obra habla de sí misma y trata de autoexplicarse y evidenciar recursos y partes, todo en la escena, elementos, luces, música, cuerpos e individuos, están catalogados por un cartel que designa su función o denominación. La escena es tal cual la plantea y describe el texto mismo a través de uno de los personajes mientras el público ingresa a la sala: “Actor lector: La escena ocupa el centro del espacio. El público se ubica de ambos lados, a lo largo. En los extremos hay grandes espejos. El piso está cubierto por un tapete sobre el que están diagramadas e indicadas la ubicación y numeración de luces y elementos. En una mesita baja hay una representación de la escena real reproducida en miniatura, con los espejos, las sillas, el público y los actores correspondientes”.
Cada participante del hecho teatral lleva colgado al cuello un cartel que indica su rol (Público, Público participante, Técnico, Actor lector de didascalias, Actor, Vendedor de entradas, Director, Autor y Actor que representa a la Mano anónima). También es utilizado el espacio del hall como lugar límite entre el afuera y el adentro del teatro, como frontera entre lo teatral y lo no teatral, entre realidad y representación.
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