El presidente de Paraguay, Fernando Lugo, removió ayer de sus cargos a los comandantes de las tres armas, la tercera medida similar en dos años de gobierno, según un anuncio que no incluyó detalles sobre las motivaciones.
La decisión fue conocida mediante un comunicado oficial de las fuerzas armadas, sin incluir los motivos, en tanto en lo inmediato no hubo explicaciones de los funcionarios del gobierno.
En la Fuerza Aérea, el general de brigada Miguel Christ reemplaza al de igual grado Hugo Aranda, y en el Ejército el general de brigada Martín Cáceres asume por el de igual rango, Bartolomé Pineda.
En la Armada, el contraalmirante Juan Carlos Benítez remplaza al contraalmirante Egberto Orué, y en el Comando Logístico, el general de brigada Waldino Acuña reemplaza al de igual grado Antenor Sainz.
Se trata de la tercera gran purga que realiza el presidente y comandante en jefe de las fuerzas armadas desde que asumió el cargo, en agosto de 2008.
Apenas comenzó sus funciones, Lugo pasó a retiro a la mitad de los aproximadamente 40 generales existentes hasta entonces para unas fuerzas armadas pequeñas y mal equipadas.
En mayo de 2009, ante los cuestionamientos que recibió la realización de un acto de jóvenes de izquierda en la sede del Comando de Ingeniería, se produjo una segunda purga.
El analista militar Horacio Galeano Perrone dijo a ANSA que en las fuerzas armadas hay una "gran desorganización" en cuanto a las antigüedades entre las armas.
"Si estas remociones buscan solucionar ese problema y ordenar las antigüedades, bienvenidas sean, pero no puedo asegurar que ese sea el objetivo perseguido", expresó.
En ese sentido, explicó que la máxima jerarquía militar, el comandante de las fuerzas militares, debe ser, por ejemplo, de la promoción 1978, los comandantes de armas de 1979, y los de grandes unidades de 1980, y así sucesivamente.
Galeano Perrone opinó que estas remociones, que juzgó intempestivas, crean malestar entre algunos militares, porque se puede estar truncando la carrera de "buenos" oficiales, que no tuvieron cuestionamientos en su carrera.
Decartó, sin embargo, que una situación como la actual pueda derivar en una conspiración o un golpe de estado.
Algunos militares retirados expresaron contrariedad por las remociones realizadas por Lugo.
El contraalmirante retirado Cíbar Benitez, destituido de la máxima conducción militar a mediados de 2009, consideró que la decisión del presidente constituye "una falta de respeto" a la institución militar.
Benítez dijo también que las fuerzas armadas paraguayas están hoy "institucionalizadas" y que no existe peligro de un golpe.
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