El gobierno brasileño tomó distancia este viernes de la ex ministra Erenice Guerra, que renunció bajo sospecha de tráfico de influencias y respaldó a la candidata presidencial oficialista, Dilma Rousseff, quien etambien es sospechosa de corrupción, según la oposición.
Erenice Guerra, que durante años trabajó como principal asesora de Rousseff, presentó su renuncia como jefa de gabinete del presidente Luiz Lula da Silva luego de que un empresario la vinculó con un grupo de lobbystas que cobraban dinero para facilitar la concesión de créditos de bancos estatales.
Las autoridades deslindaron responsabilidades del caso, que conmocionó al ambiente político brasileño, al señalar que "no es normal que el gobierno investigue" a sus ministros.
"El gobierno no monta un servicio de inteligencia para investigar" que hacen los "parientes de los funcionarios, declaró hoy el ministro de relaciones institucionales, Alexandre Padilha.
El hijo de la ex ministra Guerra al parecer cobraba sobornos a empresarios para facilitar gestiones en el estado.
"Ya tenemos una ley sobre nepotismo que establece claramente que no puede haber una relación directa entre familiares", dijo hoy el ministro.
Varias autoridades, como el asesor presidencial Marco Aurelio García, hicieron declaraciones desvinculando la caída de Guerra con la imagen de la postulante del Partido de los Trabajadores, Dilma Rousseff.
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