San Martín y Atlético Tucumán continúan con anemia goleadora. El fin de semana perdieron y no convirtieron ningún tanto. Hrabina y Roldán, siguen sin acertar con el hombre que haga goles.
Fue un fin de semana alarmante para los dos grandes del fútbol de la provincia.
Ya hace bastante tiempo que Atlético Tucumán y San Martín vienen pagando con derrotas o descensos la falta de gol en los arcos rivales.
Si los dos equipos más populares del Jardín de la República hubiesen convertido seis goles más cuando militaban en primera división, hoy seguramente seguirían en el fútbol de elite de la Argentina.
Ahora, en lo que va de esta temporada siguen sin encontrar el hombre que la “meta adentro” y las consecuencias están en los últimos resultados. Planteles tienen, pero los delanteros solo convierten en los entrenamientos. Así no van a llegar muy lejos. Goles son amores y en santos y decanos no hay.
Los seguidores se están impacientando y creo que se viene el final de la luna de miel entre ellos y los técnicos, más allá que estos últimos no tienen la culpa, solo dirigen no juegan.
Probaron distintas tácticas, hicieron cambios , pusieron jugadores con vocación ofensiva, pero la redonda no entró ni en San Miguel de Tucumán ni en Comodoro Rivadavia. Se busca con pelota parada y nos hay grandes cabeceadores, se busca en los tiros libres que son bien resueltos por los arqueros rivales o le marcan el cuerpo a los defensores que están en las barreras o la mandan a las tribunas. ¿Faltarán más prácticas?
Los habilidosos no envían buenos centros; desbordan y se pierden ; se embarullan con la pelota; no la levantan más allá de la cintura del rival. Cuando pasa una los encargados de desviarla hacia el arco no pueden o no saben resolver. Es cierto hay que estar ahí. Pero de eso trabajan, con cartel de goleadores llegaron, por eso los técnicos confiaron en ellos.
“No se liga”; “No supimos aprovechar la situaciones favorables”; “El arquero sacó todo”; “El viento fue fuerte”; “ De esto se sale con más trabajo”, “ La revancha está cerca” son algunas de las acostumbradas declaraciones que escuchamos luego de los partidos. ¿Será así?.
Creo que no hay que quejarse: “Es lo que hay”.
Daniel A. Villalba
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