El conductor y productor televisivo Marcelo Tinelli se tomó diez días para desmentir su asistencia a una cena con el CEO del Grupo Clarín, Héctor Magnetto, y el contenido de la charla que mantuvo con él, información que publicó en primicia Gaceta Mercantil el domingo 30 de agosto pasado y que, naturalmente, ratifica en todos sus términos.
A (Héctor) Magnetto lo vi dos veces en mi vida, pero es una persona excelente en el trato. Jamás en cinco años alguien me ha dicho algo a nivel político", declaró Tinelli a Jorge Rial en radio La Red.
"Yo hago un programa de entretenimientos y no me meto en ninguna pelea", añadió Tinelli, en un remedo del personaje Micky Vainilla, compuesto por el humorista Diego Capusotto, que es filonazi pero insiste en que "sólo" hace pop.
"(Con el 13) es la mejor relación en cinco años, y todavía me quedan dos años más de contrato. Me dan mucha libertad y ojalá pueda estar muchos años más", agregó Marcelo Hugo.
La repercusión de la información publicada por este portal obligaba a una desmentida del dueño de la productora "Ideas del Sur", en la que el Grupo Clarín tiene el 30% de las acciones. No obstante, y a pesar de los pedidos en ese sentido de parte de altos directivos de ese consorcio, Tinelli se tomó su tiempo para hacerlo.
En cuanto a cuál es el tenor de su programa, la presunta ingenuidad de Tinelli marca el tono de la desmentida. Más de una vez ha remarcado el hecho de que el impacto político de las imitaciones que se han hecho en su ciclo ha sido sobredimensionado. Y siempre ha sonado a falsa modestia. O a alguien que, una vez que lanzó la piedra, esconde la mano.
Pueden decirse muchas cosas de Tinelli, pero nadie puede creer que ignora todo acerca de la política y sobre las consecuencias que el humor puede tener sobre ella.
Se atribuye ahora al general Perón la frase que señala que en política se vuelve de todo menos del ridículo. El ex presidente Fernando de la Rúa se quejó amargamente en su momento de las imitaciones de "Showmatch", y el propio Tinelli se ha referido a él cuando se esconde detrás de su supuesta inocuidad.
Claramente De la Rúa no dejó el poder anticipadamente por haberle errado a la salida del estudio en una noche infausta en el programa de Marcelo, pero aquella imágen errática bien pudo haber convencido a millones de argentinos de que eran gobernados por un zombi.
Por otra parte, la desmentida de Tinelli a Rial tuvo lugar 24 horas más tarde de que en este portal advirtiéramos, en una segunda entrega de esta historia, que la relación contractual entre el conductor y El Trece era una parte del problema que los enfrenta. Si rescindieran ese acuerdo y aparecieran los millones para hacerlo, uno y otro seguirían siendo socios, conviviendo en una empresa de producción de contenidos televisivos, lo que no parece que vaya a ser posible y mucho menos algo cómodo.
Fuente Gaceta Mercantil
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