Ese vínculo tan particular que el escritor japonés Haruki Murakami es capaz de construir con sus lectores fue lo que llevó al vietnamita Anh Hung Trang a trasladar Tokio Blues a la gran pantalla y el resultado, Norwegian Wood (el título en inglés de la novela), se estrenó este ayer en Venecia.
No es que yo quisiera llevar el libro al cine", explicó el director de El olor de la papaya verde (película candidata al Oscar en 1992), sino esa "intimidad" que Murakami mantiene con los millones de lectores que le siguen.
Trang rueda maravillosamente desde el punto de vista cinematográfico, con una exquisita composición de planos. Sin embargo la lectura que hace de la elogiada novela de Murakami, traducida a más de 33 idiomas y de la que se han vendido más de 12 millones de copias (en Japón y en el extranjero), ha tenido una tímida recepción.
Ambientada en los años 60, Norwegian Wood es la historia de un amor marcado y frustrado desde su origen por una pérdida. El japonés Kenichi Matsuyama da vida a la figura central del metraje (Toru Watanabe), un joven universitario interesado sólo en la lectura, que vive una intensa e inestable relación con la que fuera la novia (Rinko Kikuchi) de su mejor amigo, que se suicidó. Esa muerte que él busca cómo superar y que a ella le atormenta les une, pero a la vez inevitablemente les distancia.
Matsuyama (Death Note) intenta seguir con su propia vida tras conocer a Midori, interpretada por Kiko Mizuhara, que en la novela es un personaje tan peculiar como lleno de vida y en el metraje sin embargo es tan sólo una joven decidida.
Kikuchi, la actriz japonesa que saltó a la fama interpretando a una escolar sordomuda en Babel y que se metió en la piel de una asesina a sueldo en Mapa de los sonidos de Tokyo, sigue sin apartarse de los personajes que sufren intensamente, aunque en esta ocasión suma al dolor una fragilidad emocional que borra esa invisible línea divisoria que al parecer separa la razón de la locura.
La vida interior de los personajes que tan bien elaborada está en la novela respira en la película a través de las emociones de los protagonistas y la naturaleza que los envuelve, mientras que la música se encarga de dar el tono nostálgico que invade el relato.
Trang contó en rueda de prensa que Murakami, reacio a ceder los derechos de sus historias y del que se han llevado pocos textos al cine, tan sólo le pidió la primera versión del guión y se la devolvió con una serie de notas que ambos analizaron. Después le dijo: "haz la película que tienes en mente y haz la película más hermosa que puedas".
El cineasta concurre en la carrera por el León de Oro, un premio que ya conquistó en 1995 con su segunda película Cyclo. A concurso también se presentaron este jueves la primera producción italiana La pecora nera, de Ascanio Celestini y Miral, del estadounidense Julian Schnabel.
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