Las autoridades japonesas no tienen muchas alternativas para frenar el alza del yen, que amenaza la frágil reactivación de la economía nipona y que provocó un fuerte desplome de la Bolsa de Tokio este martes, estimaron analistas.
Criticados desde hace varias semanas por su falta de reacción, el Gobierno y el Banco Central se movieron finalmente estos último días, aunque sus anuncios no sirvieron de mucho.
El Banco de Japón (BoJ) convocó el lunes una reunión extraordinaria y decidió ampliar sus medidas de flexibilización monetaria a través del otorgamiento excepcional de nuevos préstamos a seis meses a tasa fija.
Con esta decisión, el instituto emisor espera hacer bajar el costo de los créditos y aumentar la fluidez en los circuitos financieros.
Pero el anuncio no tranquilizó a los inversores, preocupados por las perspectivas de crecimiento poco prometedoras de la economía norteamericana.
El índice Nikkei de la Bolsa de Tokio cayó un 3,55% este martes, estableciéndose al cierre en 8.824,06 puntos, su nivel más bajo en los últimos 16 meses.
De su lado, el yen sigue evolucionando en su nivel más alto de los últimos 15 años frente al dólar y roza un récord en nueve años ante el euro, lo que debilita la competitividad de las empresas japonesas.
Valor refugio, el yen parece ser objeto de compras especulativas de diversos fondos de inversiones.
"Las recientes tendencias de alza del yen y caída de la Bolsa no cambiarán", afirmó el economista Tetsuro Okada, del Instituto de Investigación de Japon.
Para Okada, el Banco de Japón tiene "pocas alternativas" ante esta situación.
En diciembre de 2008, en el peor momento de la recesión económica mundial, el BoJ había recortado su principal tasa al 0,1%, un nivel muy bajo que ya no puede volver a reducir en forma drástica.
A pesar de esta política monetaria muy favorable, la demanda de crédito sigue siendo frágil y la deflación continúa, desalentando el consumo y la inversión.
"Las instituciones financieras ya están saturadas de liquidez y no hay ninguna prueba de que a los bancos les falte dinero para prestar", estimó de su lado el experto Julian Jessop, del centro de estudios Capital Economics.
Como otros economistas, Jessop cree que Japón no tiene armas frente al encarecimiento de su divisa, cuya causa reside ante todo en la caída del dólar provocada por la pérdida de confianza de los mercados en la solidez de la primera economía del mundo.
En ese sentido, para algunos sólo un alza de las tasas de interés en Estados Unidos podría frenar la subida del yen.
A pesar de situarse en un nivel muy bajo de 0,1%, la principal tasa de interés del BoJ sigue siendo más atractiva que la de la Reserva Federal estadounidense (Fed), que oscila entre 0 y 0,25%, es decir casi una política de tasa cero.
"El BoJ sigue tomando medidas simbólicas destinadas a tranquilizar a los políticos más que a flexibilizar realmente su política monetaria", criticó el analista Richard Jerram, del banco australiano Macquarie.
Para Jerram, las autoridades niponas "están impotentes ante el creciente riesgo de un resbalón de la reactivación empujada por las exportaciones".
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