Las civilizaciones prehispánicas que poblaron lo que hoy es México y América Central ejercían una sexualidad muy activa y desinhibida, libre de prejuicios, según el investigador Eugenio Aguirre, quien publicó un libro sobre este tema tabú entre los estudiosos de estas culturas.
"Eran en una palabra cachondos y voluptuosos" y "no se andaban por las ramas", afirma Aguirre, quien escribió sobre los hallazgos de sus estudios en el libro "Pecar como Dios manda", publicado por la editorial mexicana Planeta.
"Eran muy buenos amantes, habían desarrollado técnicas amatorias sutiles, pringadas de poesía y de un placer sensorial muy fuerte", sobre todo las culturas que no estaban sometidas a regímenes muy restrictivos como los aztecas, explica Aguirre.
El investigador, que hurgó en 87 fuentes distintas, de autores como Miguel León Portilla, escribió en un estilo literario y con un tono "erótico-hedonista" la historia de la sexualidad entre los mesoamericanos que recoge mitos, leyendas y anécdotas.
Aguirre, narrador, ensayista y guionista de cine, cita el "Canto de las Mujeres de Chalco", donde se burlan de la supuesta impotencia sexual de un personaje de gran poderío y "hacen mofa de la pequeñez de su miembro viril".
Se refiere también a los pueblos huastecos, a los que cataloga como "terriblemente impúdicos" y cita que "se sobreponían unos falos gigantescos" de los cuales "hacían ostentación".
Otra tribu liberal hasta niveles que escandalizarían a los sectores conservadores de los tiempos actuales era la de los otomíes, que solían practicar una actividad sexual incesante, al grado que un varón era capaz de tener entre 7 y 10 eyaculaciones contínuas.
Una mujer de esta etnia era "capaz de aceptar entre 7 y 10 cópulas" pues quienes tenían menos de 5 "eran mal vistos".
En cambio los aztecas, que dominaron a la mayoría de los pueblos mesoamericanos durante varios siglos antes de la llegada de los españoles, eran poco permisivos con la desnudez. Las comunidades subyugadas "hacían ostentación de la genitalidad, la cual era propiciatoria de escarceos sexuales", dice el estudioso.
El libro, que pretende conformar el primero de tres tomos sobre la "Historia sexual de los mexicanos", señala que los mayas -una de las más avanzadas y antiguas civilizaciones mesoamericanas, que dominó el sur de México y una amplia zona de Centroamérica- eran muy directos en el tema de la sexualidad.
Entre los mexicas (llamados por los españoles aztecas) imperaba un machismo fuerte, pues los hombres podían tener varias concubinas, sin ninguna restricción.
La moral sexual de los mesoamericanos cambió con la llegada de los españoles, que impusieron normas rígidas y represivas, propias de la religión católica, como la monogamia y el coito sólo con fines reproductivos.
Los pueblos sometidos siguieron, sin embargo, ejerciendo su sexualidad liberal y transgrediendo esas normas, aunque "se volvieron más discretos para no tener problemas", expuso Eugenio Aguirre.
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