El ex preso político, Humberto Eduardo Vera brindó precisiones sobre cómo asesinaron al preso político Raúl `Paco` Bauducco en la Unidad Penitenciaria número 1 (UP1), el 5 de julio de 1976, y se transformó en otro de los testigos que señaló al imputado Miguel Ángel Pérez, como su ejecutor.
Vera prestó testimonio ayer en la 19 audiencia del juicio que se le sigue en los Tribunales Federales de Córdoba a los represores Jorge Rafael Videla y Luciano Benjamín Menéndez, junto a otros 29 acusados de cometer crímenes de Lesa Humanidad durante la última dictadura militar.
Vera, que fue detenido el 29 de agosto de 1974 y alojado en el pabellón 6 de la (UP1), "junto los otros detenidos, entre los que estaba Bauducco" y acotó que un día "nos sacan al patio por un pasillo donde había soldados con bastones que nos pegaban mientras pasábamos".
Recordó que una vez en el patio, "nos hacen desnudar y poner contra la pared y quedo al lado de `Paco` y es ahí que él queda de rodillas, y Pérez le preguntaba si era estudiante y le decía que se levantara y se desvistiera y Bauducco no respondía nada".
Vera relató que ante esta situación, Pérez "se va hacia la puerta y yo le digo Paco `levantate`, creyendo que se estaba haciendo el zonzo. Estaba con los ojos abiertos y con los pantalones a la mitad de las piernas".
"Luego de aproximadamente un minuto, vuelve Pérez con la pistola en la mano y le empezó a pegar a Bauducco y le preguntó: sabés rezar? y ´Paco` solo le decía `ya me voy` y Pérez le contesta `ahora` y le disparó en la cabeza".
El testigo precisó que Bauducco "cayó sobre la alcantarilla del patio y se sentía el goteo de la sangre, cuando lo miré a `Paco`, vi que desde el cuero cabelludo le salía humo y que sus piernas temblaban; después Pérez se fue como si no hubiera pasado nada".
Vera indicó que luego de ocurrido el hecho, "me llevaron corriendo a otro lado y vi. cuando sacaban el cuerpo de Bauducco en una camilla con las piernas que le seguían temblando".
Más adelante Vera dijo estar "convencido de que los que organizaban esto eran o (Adolfo) Alsina o (Enrique) Mones Ruiz que estaba en la `lorera` junto a uno o dos más, y veía como nos mataban a palos cuando nos sacaban al patio".
Respecto de Pérez, Vera recordó que "entraba siempre al pabellón, todos sabíamos de él porque tenia una especial vocación para golpearnos, entraba a las celdas con la pistola en la mano y nos pegaba siempre".
Vera también reveló que el por entonces juez federal de Bell Ville, Eudoro Vázquez Cuestas lo visitó en la cárcel de La Plata, donde le dijo que él sabía "que yo no había participado en un intento de copamiento de la fábrica de pólvora de Villa María y que si sabía si alguno de mis compañeros de celda en la UP1 había participado que lo delatara".
Relató además, que el mismo magistrado "le dijo a mi familia que si querían que yo mejorara mis condiciones en la UP1, delatara a Dios y María santísima y sobre lo que ocurría en la cárcel me decía que él no tenia nada que ver".
Luego ingresó a la sala el testigo número 33, Jorge Cravero de 33 años, quien fue detenido el 24 de febrero de 1975, y antes de iniciar su testimonio señaló que le sería "imposible transferir lo que pasó en mi alma con lo que me sucedió".
"Fue algo brutal", dijo y dirigiéndose a los acusados señaló que "estos señores tienen la suerte y la fortuna de ser juzgados por un tribunal de la democracia, situación que ni yo ni mis compañeros tuvimos".
"Me pregunto como cristiano -acotó-, por qué a los que ya están condenados por delitos de Lesa Humanidad la iglesia no los ha excomulgado; si a un sacerdote por estar de acuerdo con el casamiento entre personas del mismo sexo le prohíben dar misa".
Posteriormente recordó que se desempeñaba como delegado de los empleados del Banco Nación de la sucursal Córdoba por la agrupación Felipe Vallese, y que el día de su detención "estaba en la casa de mis padres; ese día nació mi hijo".
"Llegaron unos jóvenes en dos autos, cuando salí me dijeron que había problemas en el banco y si los podía acompañar, le dije que si y cuando subí al auto uno me dijo `te aviso que desde este momento estás chupado` y me llevaron al D2 (Departamento de Informaciones de la policía)".
Cravero señaló que "apenas entré me dieron un empujón, me pusieron una capucha y empezaron a golpearme sin preguntar nada, y me decían que yo era Montonero".
"Después, al tercer día me llevan a la alcaidía donde había muchos detenidos, después de un día me vinieron a buscar y me llevan nuevamente a la D2 donde me golpean infinitamente más" y aclaró al respecto que "después de un tiempo los golpes no duelen mas, lo terrible era el submarino".
Precisó que tras pasar esta situación "me llevaron a la cárcel de Encausados, donde el director, de apellido Centeno no me quiso recibir por el estado en que me encontraba, pero justo estaba el padre Luchesse que era el párroco del penal, y le dijo: `si no recibe a este muchacho lo van a matar`, y pidió que me revisaran dos médicos lo que logró y eso permitió que me dejaran en Encausados".
"En julio o agosto del 75 unifican todos los presos en la UP1 y me alojan en el pabellón con los hermanos de Eduardo y Gustavo de Breuil y Sebastián Canizo, entre los que recuerdo".
"En esos momentos teníamos una vida razonable -recordó-, hasta el 24 de marzo del 76 donde la cárcel es ocupada por militares y gendarmería y empezó el tema de la violencia extrema".
Cravero añadió que "nos golpeaban de una forma brutal, nos pegaban 30 o 40 golpes con una goma negra a matar, y al otro día nos enteramos que Pablo Balustra (asesinado el 11 de septiembre de 1976 en un supuesto intento de fuga) estaba en un estado de hemiplegia y estaba en la enfermería".
Indicó que ante esto, "me hice llevar a la enfermería donde lo vi, pobrecito, babeaba pero estaba consciente, estaba en un estado lamentable, después se supo que lo mataron un intento de fuga cuando no podía moverse por sí solo, se lo puedo asegurar en ese estado no podía ni pensar en un intento de fuga".
"Después del golpe fusilaron al 40 por ciento de los compañeros que estábamos detenidos en la celda, éramos diez y mataron a cuatro" y el "29 de septiembre me trasladan al penal de Sierra Chica, pero los meses que pase en la UP1 fueron inenarrables por el estado de violencia".
Finalmente destacó el "valor inconmensurable de nuestras madres y nuestros padres para luchar por la libertad" de los presos políticos y recordó que su madre pasó "tres días y tres noches frente al tercer cuerpo de Ejército", pidiendo por él.
Cravero estuvo detenido, además de la UP1 y Sierra Chica, en las cárceles de Caseros, La Plata y Rawson, y obtuvo la libertad vigilada en marzo de de 1982 hasta el 16 de diciembre de 1982 obtuvo la libertad definitiva.
Luego del testimonio de Cravero, el Tribunal Oral Federal número 1 (TOF1), dispuso pasar a cuarto intermedio hasta mañana a las 9.30 donde se receptaran nuevas testimoniales. (Télam).-
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