Ex presas políticas brindaron detalles sobre los asesinatos cometidos en la Unidad Penitenciaria número 1 (UP1) mediante la aplicación del sistema de "ley de fuga", durante la última dictadura militar, en la sexta semana del juicio de la causa "Videla".
Los testimonios fueron brindados en el marco del juicio que se le sigue en el Tribunal Oral Federal número 1 (TOF) de la capital cordobesa, a los represores Jorge Rafael Videla y Luciano Benjamín Menéndez junto a otros 29 acusados de cometer delitos de Lesa Humanidad.
Soledad García, actual dirigente de la Unión de Educadores de la
Provincia de Córdoba (Uepc) Capital, resaltó que tras hacerse cargo de
la UP1 los militares, luego del golpe del 76, en el penal "todo cambió,
fue terrorífico".
Con la voz entrecortada, recordó que ella
"estaba detenida en la celda de al lado de Juana González de Baronetto
(asesinada el 11 de octubre de 1976), y a través del vidrio que había
entre ambas cantábamos. Ella estaba embarazada".
García señaló
que González de Baronetto "tuvo a su hijito y supimos que las compañeras
que tenían familia lo hacían esposadas", y que le decía: "Sole, tengo
que inscribir a Lucas y que se lo den a mi mamá".
"El día que se
la llevaron, yo tuve la sensación de que no iba a volver. Al poco
tiempo, en octubre, empezamos a escuchar la expresión `ley de fugas`".
En
otro momento de su relato, García señaló: "Ellos (los militares)
quisieron destruirnos; físicamente quizás lograron dañarnos mucho, pero a
mí no me pudieron cambiar en lo que quiero para mi sociedad y mi
mundo".
Aseguró que "lo más triste que podría aceptar era que en
un país como el nuestro pudiera existir un proyecto para destruir a los
demás", y refiriéndose a los imputados señaló: "No puedo aceptar que
estos señores estén ahí sentados y no sean capaces de decir dónde están
los niños que robaron, dónde están los compañeros que secuestraron".
"Estas
son las secuelas que tengo; las secuelas psíquicas, el dolor de verlos
(a los acusados) y que se dicen cristianos", y se preguntó que si lo son
"cómo, si creen en algo, no van a decir qué hicieron, dónde están.
Hasta que no tengamos los cadáveres, los restos de los nuestros, va a
haber secuelas permanentes en nuestra sociedad".
Más adelante,
refiriéndose al ex dictador Videla, García señaló: "Así como dijo este
señor que los desaparecidos son una entelequia, le digo que no son una
entelequia, tenían vida, tenían proyectos, tenían una historia y se las
quitaron".
Añadió que hoy "tiene más sentido decir que soy una
sobreviviente y tengo la palabra para aportar mi testimonio por los que
no están, que le digan a esas abuelas que todavía están vivas dónde
están sus nietos; que si algo de honor les queda, digan dónde están los
datos que sacaron del país, dónde están los niños que nos quitaron".
Otro
de los testimonios fue el brindado por Gloria Di Rienzo, quien relató
detalles del homicidio del detenido René Moukarzel (el 14 de julio de
1976) luego de ser estaqueado en el patio del pabellón de mujeres de la
UP1, al que los militares trataban de obligarlo a gritar `viva el
ejército argentino, muera el ERP`.
"El Turco no gritó, pese a que
nosotras sabíamos que nuestras vidas pendían de un hilo y que
tendríamos que buscar sobrevivir.
No gritó porque podía ser
desmoralizante para nosotras y él no lo hace, lo dejan ahí, escuchábamos
sus quejidos", dijo Di Rienzo.
"Sabíamos -continuó- que se lo
llevaron con vida porque sentíamos sus quejidos, después nos enteramos
que había muerto.
Triste es la victoria para un verdugo cuando la
víctima no se rinde, eso nos fortaleció, ese ejemplo, esa entereza y
ese saber cómo actuar".
A su turno, otra de las ex presas
políticas de la UP1, Estela de Grafeuille, recordó que en el penal "cada
vez que se habría la puerta de rejas (de las celdas) no sabíamos a
quién le tocaba" el `traslado`.
Precisó que un día, "se llevan a
Marta Rosetti, pero la vuelven a traer; nos alegramos pero nos dice:
`Chicas, mañana me vuelven a sacar para matarme porque ya me lo
dijeron`. Esa noche no dormimos pensando en eso".
"A la mañana
siguiente (30 de junio de 1976), vienen a buscarla, la sacan por el
callejón, yo abrí mi ventana (de la celda) y vi que se la llevaban, vi
su sonrisa y eso a mí me acompañó durante todo mi cautiverio. Su
fuerza", relató Grafeuille.
Finalmente dijo que a partir de esos
hechos, "tuvimos una consigna que era sobrevivir, ellos nos querían
destruir, querían destruirnos como seres humanos, pero con la sonrisa de
Marta y la de mis compañeras, salimos adelante".
Las audiencias
en los tribunales federales de Córdoba se reanudarán el próximo martes a
las 9.30, y está previsto que asista "como público", el suspendido juez
federal español, Baltasar Garzón.
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