El Movimiento en cada nueva marcha demuestra que no tiene la fuerza de antes. El viernes en Plaza Independencia no eran más que unas cuantas decenas de personas. Los discursos se caracterizaron por tener mensajes esperanzadores. La atención en los hospitales es restringida, mientras que en la mayoría de los Caps es normal.
Continúa el conflicto
El Movimiento de los Autoconvocados de la Salud parece que de a poco está llegando a su ocaso. Por lo menos es lo que se observa de las dos últimas marchas que realizaron en Plaza Independencia. La de hace quince días no era masiva, pero la novedad fue que llegaron al paseo público en autos y camionetas de gran porte. En la de este viernes, hubo poca gente, no alcanzaban el centenar. Los autos tampoco abundaban. No faltaron los partidos de izquierda con sus grandes pancartas.
Llegaron alrededor de las 12. Mientras se movilizaban, en Casa de Gobierno se desarrollaba el acto clausura del XXII Encuentro del Comité de Integración “Noa-Norte Grande”. Debido al ruido del megáfono, se postergó un par de horas. Dentro del Salón Blanco no se escuchaba nada.
Pero esto no tiene que ver con la cantidad de gente, la frase fácil, pero esclarecedora,’mucho ruido y pocas nueces’. Los discursos no fueron muy distintos a los que vienen realizando. O sea, considerarse vanguardia entre los Trabajadores de la Salud, expresando que en ellos está la dignidad que el Gobierno les intenta arrancar.
Lo cierto es que desde hace cuatro meses mantienen la misma medida. Es decir, no se atienden consultorios externos ni se realizan operaciones programadas en los hospitales de Tucumán. En los Caps la situación es muy diferente. En casi todos, la atención es normal y las bases, a pesar de que consideran justos los reclamos, que lo son, no comparten la metodología, o sea la no atención. Frente a esto el Movimiento no plantea nada nuevo. Siguen con esa misma actitud que cada vez los aleja más de la población, apelan a medidas judiciales de dudoso impacto y se alían a sectores políticos conservadores a los que mucho no les importa la salud pública. Como el caso del diputado campestre Juan Casañas y del radical José Cano, uno de los principales impulsores de la imposición neoliberal en la UNT, durante los ’90.
En este contexto es poco probable que el Movimiento prospere, ya que en el seno tienen diferencias insalvables. Un sector encabezado por el doctor Fanlo del Avellaneda, no considera necesario agremiarse. Desde el otro bando, sobre todo en la figura de la doctora Estela Dicola del Hospital de Niños, expresan que la necesidad es formar un gremio nuevo. Ambos coinciden en que no se puede dialogar con los sindicatos de la salud Ame y Atsa por ser cercanos al Gobierno.
Mucho ruido y pocas nueces
Sebastián Ganzburg
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