El actual conflicto político y diplomático entre Colombia y Venezuela discurre mientras se celebra el bicentenario de ambas repúblicas, cuyo padre común es el libertador Simón Bolívar, y se sigue minando el ideario de la integración.
Por Humberto Márquez, para IPS.
El presidente de Colombia, Álvaro Uribe, acusa a su par de Venezuela, Hugo
Chávez, de cobijar guerrilleros izquierdistas de su país activos desde hace
décadas.
Y Chávez culpa a Bogotá por prestar siete bases a fuerzas
militares estadounidenses desde donde podría ser atacado para derrocarlo.
Desde Caracas se anunció que se han desplegado fuerzas "para defender la
soberanía en caso de una agresión". Se trata de "unidades aéreas, de infantería,
de operaciones especiales" dispuestas "en silencio, porque no queremos agredir a
nadie ni causar alarma en las poblaciones", especificó Chávez.
El
saliente presidente Uribe aseveró que "jamás ha pensado en atacar al hermano
pueblo de la República Bolivariana de Venezuela, como lo dice el presidente de
ese país, en un claro engaño político a su propia nación", en una de las tantas
invectivas cruzadas entre Bogotá y Caracas desde mediados de julio.
En
una declaración para apoyar a Chávez, el general Carlos Mata, ministro de
Defensa de Venezuela, advirtió de una "respuesta contundente" a fuerzas
extranjeras que intentasen "violar el sagrado suelo de nuestro libertador Simón
Bolívar".
"Si estas naciones hermanas tiñen de sangre su historia, responsabilizamos a la
oligarquía colombiana y a su actual gobierno, herederos de Santander", proclamó
Mata.
Entre 1819 y 1830 ambos países fueron un solo Estado, con el
nombre de República de Colombia, y por años tuvieron como presidente al
caraqueño Simón Bolívar (1783-1830) y como vicepresidente al general Francisco
de Paula Santander (1792-1840), "el hombre de las leyes", nativo de Cúcuta,
nordeste de la actual Colombia.
Bolívar y Santander mantuvieron una
relación muy tensa y en ocasiones de conflicto abierto, "pero revivir esa
confrontación de los años 20 del siglo XIX cuando ya estamos en el siglo XXI
carece de base, justificación y sentido", observó a IPS el historiador
colombiano Jaime Carrasquilla, de la privada Universidad del Rosario de ese
país.
La identificación de Santander y Bolívar con los actores de la
lucha política actual "pierde de vista hechos como que ambos eran liberales,
seguidores del pensamiento francés del siglo XVIII, que actuaron como hombres de
su tiempo y contexto, y que pueden animar el estudio académico, pero no
polémicas de agresión", dijo Carrasquilla.
Para el experto, identificar
a Bolívar con el gobierno izquierdista de Venezuela y a Santander con el
derechista de Colombia "contrasta con hechos como que Laureano Gómez, presidente
de este último país y simpatizante del dictador español Francisco Franco
(1939-1975), descalificó a Santander y exaltó a Bolívar".
Gómez, líder
del Partido Conservador que gobernó entre 1950 y 1953, escribió un libro, "El
mito de Santander", que descalifica a ese prócer y exalta a Bolívar.
A
juicio de Carrasquilla, el manejo de la historia en la actual polémica "no tiene
sentido, como tampoco esta confrontación con diplomacia fuera de sus cauces,
llevada de forma personalista y ante los micrófonos. Además, es un pésimo
homenaje al bicentenario".
Caracas conmemoró el 19 de abril el inicio de su ciclo de independencia en 1810,
mientras que Bogotá el 20 de julio. Otra baja de la controversia Uribe-Chávez es
el proceso de integración subregional, cuya locomotora económica fue el comercio
entre ambos países, que pasó de unos cientos de millones de dólares hace dos
décadas a 7.000 millones en 2008, aún cuando Caracas ya se había retirado de la
Comunidad Andina de Naciones (CAN).
El último año el comercio bilateral
se redujo a 1.300 millones de dólares y parece achicarse cada vez más, con
exportadores colombianos dirigiéndose a otros mercados y el Estado venezolano
adquiriendo grandes cantidades de productos en el Cono Sur americano.
La
CAN, creada en 1969, está integrada por Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú. Chile
perteneció los primeros siete años y Venezuela ingresó en 1973 y decidió su
retiro en 2006, para marcar su disgusto por la negociación de tratados
bilaterales de libre comercio con Estados Unidos por parte de Bogotá y Lima.
Al menos en la escena andina, la integración ha sido sacrificada por la
ideologización y una falta de visión digna de continuar la gesta libertadora",
señaló a IPS el historiador y ex canciller venezolano Simón Alberto Consalvi.
La integración en esta región "marchaba bien, tenía 40 años de esfuerzos
en lo comercial y financiero, con cifras altas que prometían continuar subiendo,
y trabajos en instituciones jurídicas y en instancias de diálogo y concertación
política" evocó.
"Cuando ya se habían vencido tantas dificultades,
cuando se demostraba que era el camino indicado y el esquema de integración que
mejor funcionaba, por tratarse de países vecinos, con historia compartida,
desarrollo semejante, economías complementarias y poblaciones de frontera
habituadas al intercambio, recibe el golpe de la separación de Venezuela",
deploró Consalvi.
Analistas como Carlos Romero, docente de posgrado en
Estudios Internacionales en universidades de Caracas, destacan que si la llamada
"diplomacia de micrófonos" y personalización de la política exterior han hecho
estragos en el proceso integrador "no se puede ni pensar en el daño que
significaría una confrontación armada".
En semejante panorama luce
contradictoria la evocación de Bolívar, quien concibió como un solo país a las
actuales Venezuela, Colombia, Ecuador y Panamá.
En 1826, en la capital
de esta última nación, el libertador convocó a los estados que se independizaban
a un congreso para crear, en lo que fue la América Española, "una nación de
repúblicas".
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