Bolivia ratificó ayer martes su decisión de encarar una lucha sin cuartel contra el narcotráfico, pero convocó a Estados Unidos y a otras naciones industrializadas a asumir su responsabilidad por el incremento de la demanda de drogas en sus mercados, señaló el presidente Evo Morales Ayma.
Durante el acto de presentación del Representante de la Organización de las Naciones para la Lucha contra el Narcotráfico y el Delito, César Guedes, el Jefe de Estado subrayó que Bolivia impulsa el combate a la droga "con soberanía y dignidad", al denunciar que Estados Unidos utiliza el asunto como "un pretexto para ejercer control sobre la región".
Recordó que, desde que ejercía el sindicalismo en la
zona del Trópico de Cochabamba los años 80, ha visto que antes "la
derecha y Estados Unidos satanizaban a los líderes laborales acusándolos
de comunistas o de rojos para justificar la represión y la detención en
los gobiernos neoliberales".
"En esas épocas, la soberanía nacional era violada porque
uniformados y civiles extranjeros armados se ocupaban de reprimir a los
productores de coca o mandaban a la Policía y las Fuerzas Armadas
nacionales para que cumplan esas tareas", anotó.
Dijo que posteriormente, tras los hechos del 11 de septiembre DE
2001 con el atentado contra las torres gemelas en Nueva York, la
acusación ya no era de comunistas, sino de terroristas.
"Llegaron a decir que Evo Morales era el Bin Laden andino y a los
productores de coca los identificaban como los talibanes", anotó.
Subrayó que después Estados Unidos utilizó como pretexto para
introducir en algunas naciones latinoamericanas acusaciones contra los
dirigentes de los productores de coca a los que tildaban de
narcotraficantes.
El Gobierno de Morales dispuso en octubre de 2008 la salida de los
agentes de la Oficina Antidrogas de Estados Unidos (DEA) que operaban
en Bolivia, acusándolos de apoyar movimientos secesionistas.
Poco antes hizo lo mismo con el entonces embajador de Estados
Unidos, Philip Goldberg, quien estuvo relacionado con acciones
conspirativas a cargo de grupos opositores que pretendían desencadenar
un golpe cívico-prefectural para derrocar al Gobierno entre agosto y
septiembre de 2008.
Morales aseveró que Bolivia ha demostrado a la comunidad
internacional que, sin disparar un solo tiro, ha reducido los cultivos
ilegales de coca, cuya producción eran desviadas al narcotráfico, además
de combatir a las organizaciones del narcotráfico con detenciones e
incautaciones de grandes cargamentos de la droga.
"Los programas de cooperación para la lucha anti drogas anunciados
por las naciones industrializadas no son una ayuda, sino una obligación,
una vez que son los principales generadores de la producción de drogas
al contar con grandes mercados de consumidores", manifestó.
El Primer Mandatario aseveró su convencimiento de que el
narcotráfico no es solamente un problema social y económico, sino
político debido a que es utilizado por las naciones industrializadas
para justificar la instalación de bases militares en algunas naciones
latinoamericanas que ponen en riesgo la paz de la región.
Morales había manifestado en una anterior oportunidad que, pese a
que Estados Unidos ha desembolsado millonarias sumas en Colombia con la
correspondiente autorización para bases militares, el narcotráfico se ha
incrementado en ese país sudamericano.
Según los informes, el Plan Colombia demandó un desembolso
aproximado de 7.000 millones de dólares, a los que se sumaron cantidades
astronómicas de la cooperación militar norteamericana.
De acuerdo con los estudios especializados, Colombia es el mayor productor mundial de cocaína, seguido por Perú y Bolivia.
El presidente boliviano se refirió igualmente a la necesidad de
equipar en forma conveniente a las unidades militares y policiales con
modernos equipos que les permitan combatir con eficacia al narcotráfico.
"Las bandas de la droga cuentan con armas y equipos de comunicación
sofisticados superiores a los de la Policía y las Fuerzas Armadas, por
lo que necesitamos dotar en forma conveniente a nuestras unidades para
lograr resultados", dijo.
"Los hechos en México y en las algunas naciones centroamericanas por
la acción de los carteles del narcotráfico, con la sucesión de
asesinatos, no debemos permitir que se repitan en Sudamérica", indicó.
También se refirió a que una lucha integral contra la droga debe
incluir un tercer pilar que es la prevención contra el consumo de drogas
a fin de resguardar la salud y el desarrollo a la niñez y juventud.
"Esta tarea debe ser asumida en forma conjunta con los padres de
familia para orientar a sus hijos sobre el riesgo del consumo de
drogas", enfatizó.
De acuerdo con los estudios especializados, grupos del narcotráfico
desvían en algunas urbes de Latinoamérica parte de la droga que
producen, debido a que los controles impuestos les impiden sacar su
mercadería a naciones vecinas que son utilizadas como puente para llegar
a Estados Unidos y países europeos y asiáticos, donde obtienen pingües
ganancias.
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