Cuando Iker Casillas besó a Sara Carbonero, lo hizo de una manera espontánea y emocional, y emitió un conjunto de señales que revelaban que no fue algo preparado ni falso: fue auténtico al 100%. Así lo asegura la experta en comunicación no verbal María José Arlandis, diplomada en Sinergología: "Iker tendría que haber sido muy buen actor: hay señales imposibles de falsear y él tenía unas cuantas".
Besar es tan natural como respirar, al menos en nuestra cultura. Pero, ¿por qué sentimos esa necesidad? Las explicaciones son variadas entre culturas.
El zoólogo y etólogo inglés Desmond Morris explicaba en su obra El mono desnudo (1967) que las hembras de Cromañón alimentaban a sus crías mascando previamente la comida destinada a sus hijos, y se la pasaban boca a boca. Según este especialista, ése sería el origen de los besos.
María José Arlandis, por su parte, apoya otra teoría, en la que los besos derivarían del acto de succión de los bebés: "Se trata de uno de los primeros movimientos del ser humano y es un acto primordial: provee al bebé de su alimento y lo hace de una manera muy agradable, en contacto con la madre; cuyo calor le da seguridad".
Una sobredosis hormonal
Según algunos expertos, los besos de alta intensidad son equiparables a una sobredosis de anfetaminas: aumentan los niveles de dopamina (sustancia asociada al bienestar) y de testosterona (hormona asociada al deseo sexual), y se generan adrenalina y noradrenalina, que aumentan la presión arterial y la frecuencia cardiaca.
También se segregan endorfinas (hormonas de la felicidad) y oxitocina (llamada hormona del amor porque está presente en el enamoramiento, el orgasmo, el parto y el amamantamiento). Y se activan nada menos que 34 músculos. Es la mejor 'medicina' contra la depresión, aseguran los médicos.
Los grados del amor
Para la psicóloga y sexóloga Amelia Franquelo, el significado de un beso depende de la cultura y del código propio de cada persona y cuenta con muchos grados. Por ejemplo, mientras que para algunas personas el beso en los labios implica un grado de intimidad, para otros es un mero saludo, desprovisto de toda carga de sexualidad.
Arlandis hace notar una curiosa tendencia: mientras que el beso cortés en la mejilla se da por la derecha (en España), cuando se va a besar en la boca se ofrece el lado izquierdo. Los besos más emocionales, en los que intervienen la pasión o el deseo, afectan al lado izquierdo de nuestro cuerpo.
Franquelo afirma que el beso con la boca abierta es un acercamiento mas íntimo.
Por eso es curioso comprobar que el rey Juan Carlos, por ejemplo, cuando abraza lo hace por la izquierda, lo que indica que lo vive de una forma espontánea y muy sentida.
En su opinión, el beso en los labios es algo puntual: "Es un modo de saludo, algo cotidiano". En cambio al besar con la boca abierta, queremos "absorber" información del exterior, en este caso, de la otra persona, nos queremos "embeber" del otro, saborearlo, que entre más dentro de nosotros. "Cuando los niños están viendo su programa favorito, lo hacen con la boca abierta, como queriendo absorber esa información", apunta.
La sexóloga Franquelo coincide en afirmar que el beso con la boca abierta es una forma de acercamiento mas íntima, ya que se comparten fluidos, y emocionalmente implica una unión más profunda.
Cuando irrumpe la lengua, explica Amelia, se experimenta un alto grado de deseo, con o sin presencia del amor. Es un símil de la penetración, "y probablemente es inconsciente", puntualiza. La especialista en comunicación no verbal añade que el uso de la lengua responde al deseo de querer adentrarse y fundirse con el otro. Y, ¿por qué cerramos los ojos? Para prolongar ese momento, señala: "Tener los ojos cerrados implica un deseo de guardar ese momento más profundamente en nuestro cerebro".
Fuente: 20 minutos
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