Las autoridades chinas, conscientes de las críticas que atrae su país por los trasplantes de órganos procedentes de presos ejecutados, han puesto en marcha una campaña de concienciación popular para promover las donaciones voluntarias.
El incremento de estas donaciones augura un cambio positivo en la imagen de China ante la comunidad internacional, señaló el viceministro de Sanidad, Huang Jiefu, en declaraciones recogidas ayer por el diario oficial China Daily.
"La dependencia de los prisioneros ejecutados como la principal fuente de órganos es criticada en todo el mundo como contraria a la ética", explicó el viceministro durante un evento para promover la donación de órganos en la municipalidad de Tianjin, noreste del país.
China es el segundo país que más trasplantes de órganos realiza al año, con más de 10.000, de los que un 55 por ciento se extraen de cadáveres, en su mayoría (90 por ciento) de ejecutados, según datos del Ministerio de Sanidad de China publicados este año, por lo que el país asiático es uno de los principales destinos del llamado "turismo de trasplantes".
El viceministro Huang, que ha negado en numerosas ocasiones que muchos de esos órganos provengan de presos del movimiento religioso Falun Gong (ilegalizado por Pekín en el 2000), explicó que las donaciones no sólo salvan vidas, "sino que detienen el tráfico ilegal de órganos".
Desequilibrio entre oferta y demanda
China es el país que más recurre a la pena de muerte en todo el mundo, con hasta 6.000 ejecuciones al año, según datos de la Fundación Dui Hua, una ONG especializada en presos, pero sin embargo más de un millón chinos están esperando un órgano, de los que sólo un 1% lo reciben.
A pesar de que en 2007 Pekín prohibió el tráfico de órganos, el desequilibrio entre la oferta y la demanda ha originado prácticas poco éticas, como el tráfico y la venta de órganos por parte de donantes vivos sin relación con el paciente, lo que origina problemas tanto para la salud del donante como para el receptor. En este sentido, los médicos chinos justifican el uso de órganos de ejecutados como posibles donantes, aceptables, dicen, siempre que "firmen su consentimiento de antemano y haya transparencia y supervisión", lo que las organizaciones de derechos humanos denuncian que no se da en todos los casos.
La necesidad de concienciar públicamente para la donación de órganos responde también a un plan del gobierno para reducir el número de ejecuciones en los próximos años, anunció Wang Ping, responsable del departamento sanitario de Cruz Roja en China.
Uno de los obstáculos que afronta el proyecto piloto de donantes es la creencia tradicional china de que el cuerpo debe permanecer intacto tras la muerte; además del mantenimiento y acceso a los órganos, que según las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS), es más difícil de lograr en países en desarrollo.
El programa piloto también se está llevando a cabo en otras ciudades como Shanghái, Wuhan o Cantón. La campaña está destinada a obreros de sectores de alto riesgo, como unidades de cuidados intensivos, industrias pesadas y tráfico rodado, que son los que registran un mayor nivel de mortalidad en el país asiático, con 100.000 fallecidos en el último caso. (EFE)
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