Un cazador neozelandés de 40 años había estado de cacería con un grupo de amigos en los bosques de Dargaville, en Nueva Zelanda, y se estaba acomodando en el asiento posterior de su coche, cuando su perro saltó encima del gatillo y disparó el arma, hiriéndole en un glúteo.
El cazador, cuyo nombre no fue divulgado, fue transportado en helicóptero al hospital de Whangarei donde fue operado para quitarle la bala y ahora se encuentra estable, recuperándose en el hospital.
Creía que el fusil no estaba cargado", dijo a la policía. El hombre tuvo suerte dentro de lo que cabe, según el sargento Ian Anderson, quien señala que hay que tener mucha precaución en la manipulación de armas de fuego.
Fuente: Que.es
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