Varios de los agentes rusos deportados a Moscú en el reciente canje de espías con Estados Unidos han decidido cambiar de identidad, informaron el martes fuentes de los servicios secretos.
Han expresado su deseo de cambiar sus nombres y apellidos en el marco del programa de protección de testigos", dijo un representante de los cuerpos de seguridad rusos a la agencia Interfax.
La fuente subrayó que los deportados de EEUU "no se dedicaban personalmente al espionaje, sino que eran agentes infiltrados del llamado 'segundo nivel'".
Según Interfax, esto significa que servían de enlace para transmitir información de inteligencia codificada, obtenida por otros agentes y oculta, en particular, dentro de las fotos publicadas en redes sociales.
Los diez agentes rusos aceptaron un trato con la Justicia de EEUU para declararse culpables de actividades ilegales, aunque no de espionaje, a cambio de la retirada de cargos y su deportación a Rusia.
Los presuntos espías -siete de los cuales vivían en EEUU bajo identidad falsa- fueron canjeados por cuatro ciudadanos rusos que cumplían condenas en Rusia por trabajar para los servicios secretos norteamericanos y británicos.
La fuente confirmó la información difundida por el periódico Moskovski Komsomolets de que desde su llegada a Moscú el pasado viernes los diez agentes rusos son sometidos a una investigación que incluye el empleo de detectores de mentiras.
El rotativo, que cita asimismo a una fuente anónima de los servicios secretos rusos, indicó que la investigación tiene como objetivo establecer las causas que llevaron a la desarticulación de la red de agentes que actuó durante diez años en EEUU.
"A fin de esclarecer todos los detalles, se llevan a cabo conversaciones, diversos test, que incluyen el empleo de detectores de mentiras. Pero este trabajo no puede llamarse interrogatorio", precisó.
Una de las líneas de la investigación se refiere a la posibilidad de que la caída de la red de agentes haya sido producto de una traición.
"Son investigados funcionarios del SVR (Servicio de Espionaje Exterior), tanto en servicio como algunos que trabajaron en él hace diez años", aseguró la fuente de 'Moskovski Komsomólets'.
Agregó que la búsqueda de un traidor es un trabajo enorme, pues decenas de altos funcionarios del SVR, muchos de ellos ya retirados, tenían acceso a información sobre los agentes.
Los diez agentes, que llegaron a Rusia el viernes pasado, tras el mayor canje de espías entre Moscú y Washington desde el término de la Guerra Fría, están en hoteles del SVR, en territorios cerrados, "donde no funcionan los teléfonos móviles".
"En principio, pueden ser visitados por sus familiares, pero ellos no tienen derecho de abandonar el territorio", subrayó el periódico, que destaca que la "concentración" de los agentes, todos ellos miembros de la plantilla del SVR, puede durar algunas semanas.
Según la fuente de los servicios secretos, si se establece que los agentes no cometieron fallos graves en su trabajo en el extranjero, quedarán libres y podrán seguir su trabajo en el SVR o retirarse del servicio.
'Moskovski Komsomólets' augura a una de ellos, Anna Chapman la pelirroja de 28 años que ha sido bautizada por los medios como "agente 90-60-90", un brillante futuro como presentadora de televisión.
El martes la NBC reveló que el Gobierno británico le había revocado la ciudadanía y desestimado el pasaporte de la espía.
FuenteMundo.es
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