El pasado mes de abril, el obispo de Brujas, Roger Vangheluwe, presentaba su dimisión por haber abusado de un menor de su entorno. Era el primer prelado europeo que renunciaba por un caso de pederastia.
Un artículo publicado en 'The New York Times' y 'The Internation Herald Tribune' desvela este martes los pormenores del caso: la víctima fue su sobrino, que sufrió los abusos de su tío desde los 10 a los 18 años. Vangheluwe sólo dimitió tras la presión de su víctima y la familia, que amenazaron con destapar el caso.
Hace dos meses, Vangheluwe justificó así su renuncia: "La víctima aún sigue marcada. Durante los últimos decenios he reconocido varias veces mi culpa ante él y ante su familia, y he pedido perdón. Pero esto no lo ha tranquilizado. Y yo tampoco lo estoy".
Sin embargo, según el artículo del 'Herald Tribune', parece que no fueron los remordimientos lo que llevó al obispo a renunciar. Su víctima -un escultor y pintor que actualmente tiene 42 años- dijo "basta" cuando una niña de la familia que acababa de confirmarse recibió una postal de felicitación del obispo pederasta, en la que le hablaba de lo sagrada que era la infancia.
Tras obtener escasas respuestas del obispo y su antiguo superior, el escultor y su familia enviaron correos electrónicos a todos los obispos belgas amenazando con denunciar los abusos.
Un día después, el sobrino presentó una queja formal. El entonces responsable de la comisión interna de la Iglesia belga para casos de abusos, Peter Adriaenssens, telefoneó al obispo, que reconoció su culpa. La comisión presidida por Adriaenssens coincidió: el prelado tenía que dimitir.
Aquella amenaza consiguió lo que no había logrado en 25 años. "Intenté en vano desconectar mi cerebro. No sé si puedo lidiar con ello, lidiar con tanto dolor", dice el sobrino en el artículo. Según la víctima, tras los abusos intentó denunciar lo que había hecho su tío. Todavía hoy prefiere no identificarse: "Estoy asustado y la Iglesia tiene mucho poder", dice.
Un sacerdote belga que conoció el caso llegó a ser amenazado por ello. Según ha declarado el padre Devillé, en 1996 se reunió con el entonces cardenal de Bélgica, Godfried Danneels, para denunciar el caso. Durante la cita Danneels no cesó de mirar el reloj y unos días después le envió una misiva amenazante: "Deje de hacer acusaciones públicas infundadas contra la Iglesia y sus funcionarios si no tiene pruebas, especialmente de obispos y sacerdotes.
El entonces cardenal ha negado al 'Herald Tribune' haber tenido conocimiento del caso. No está claro si el Vaticano conoció la denuncia de hace 14 años ni cuánto sabía del caso hasta la dimisión del obispo.
El caso de Vangheluwe ya no puede ser perseguido por la Justicia belga, pues ha pasado más de una década desde que la víctima alcanzó la mayoría de edad. El obispo se ha refugiado en un monasterio trapense y está siendo investigado por otro caso de abusos.
Sin embargo, desde la renuncia de Vangheluwe medio millar de belgas han denunciado haber sufrido abusos de sacerdotes, en un caso que ha llevado incluso a registrar la sede del arzobispado de Bruselas. "Por primera vez, hay una generación de hombres que están denunciando que sufrieron abusos", dice Adriaenssens, quien el mes pasado renunció a su cargo después de que la policía confiscase sus archivos en uno de los registros.
Fuente Mundoes.
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