Tanya Bennett sufría de complejos por tener poco pecho. La joven estuvo ahorrando desde los 18 años para poder pagar por la intervención que tenía previsto realizar en Reino Unido. Sin embargo, buscando en la red descubrió que la misma operación le salía más económica si se lo hacía en una clínica belga.
Así, Tanya, a pesar de los consejos de su mamá de que no fuera, decidió viajar a Bélgica para ser intervenida. Ahora, unos meses después lamenta con amargura su decisión.
Cuando regresó a su casa, al pasar los días comenzó a sentir molestias en el seno derecho. Al ver la herida observó un círculo de color amarillo en uno de sus senos.
"Gradualmente se comenzó a abrir. Dos días después estaba en el supermercado cuando empecé a sentir un liquido correr por mi seno, era pus saliendo de la herida, la cicatriz estaba completamente abierta", contó Tanya.
Su medico de familia, le recetó antibióticos pero ya era demasiado tarde. Prácticamente no quedo ni musculo ni tejido en su seno derecho.
Los doctores le informaron que la persona que la opero en Bélgica debió usar equipos sucios o no cumplir con las normas básicas de higiene para hacer operaciones de ese tipo.
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