Los sirios son los mayores consumidores de mate fuera de América Latina, la región originaria de esta planta con virtudes estimulantes, gracias a la herencia de emigrantes que la llevaron a ese país a mediados del siglo pasado.
En la década de 1880, sirios de Qalamun y del litoral, y también libaneses, emigraron por razones económicas a Argentina, Uruguay y Brasil. Algunos descendientes suyos, que regresaron a mediados del siglo XX, trajeron el mate, explica un ex profesor de literatura árabe, Mahmud Bitar.
De estas migraciones quedan importantes comunidades sirias en
América Latina. Son unos cuatro millones en Brasil. En Argentina, 2,5
millones de habitantes son de origen sirio.
Hoy en día, la
"bebida nacional uruguaya", preparada con hojas de yerba mate y que se
consume caliente o fría, ha conquistado Qalamun (noreste de Damasco),
Sueida (sur) y la costa mediterránea.
"Siria es la mayor consumidora de mate fuera de América Latina",
declaró Mohammad Firas Jeirudi, uno de los cinco o seis distribuidores
de mate en Siria.
Los sirios consumen unas 1.200 toneladas de
mate al mes, que suponen un coste de 144 millones de libras sirias (2,9
millones de dólares), afirmó.
Si visita a una familia en Tartus, Banias, Lattaquié, en el
litoral, "le propondrán un mate", asegura Manal, oriunda de un pueblo
de esa región.
"Mis padres lo reclaman cuando vuelven cansados
del campo, pasan horas sorbiendo su bebida", cuenta esta joven de 22
años, enfermera en Damasco.
La degustación del mate requiere a veces todo un ritual, como se
hace en el pueblecito de Ram Tarze, en la región de Tartus. Los
campesinos degustan allí la bebida en círculo, cada uno con su vasito y
una paja metálica similar ala bombilla, cuenta.
Según Mahmud Bitar, los habitantes de Nabek (en Qalamun) son los
más aficionados, en Damasco el brebaje no gusta mucho. Nahla, de 25
años, nunca lo ha probado, "le repele su olor". "Una pérdida de
tiempo", estima otra.
"A los damascenos no les gusta esta bebida", asegura Bitar, que confiesa que "no aprecia el gusto".
"Para
nuestra mentalidad, el mate es popular, se bebe en el campo. Simboliza
la ociosidad", reconoce Basem, dentista de 40 años, que lo consume todo
el día en su casa de Tartus.
Para Amer, un palestino casado con una chica del litoral, el mate
"es ante todo un ritual, un momento relajado" en familia, entre amigos.
"Bebida
campestre por excelencia, ha invadido las oficinas de los funcionarios
en Damasco", a pesar de todo el ritual de su preparación, recalca.
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