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AMPLIARSergio Goicochea en Italia 1990

Goycochea: "Un mal recuerdo"

El argentino Sergio Goycochea ha sido, sin lugar a dudas, uno de los arqueros que marcaron historia en la Copa Mundial de la FIFA. El Vasco ingresó desde el banco de suplentes en el segundo partido de la fase de grupos, en 1990, para reemplazar al lesionado Nery Pumpido ante la Unión Soviética. No sabía que empezaba un camino que lo catapultaría, según la palabra del mismísimo José Luis Chilavert, a ser “uno de los diez mejores arqueros de la historia de los Mundiales”.

A horas del duelo decisivo entre Argentina y Alemania, el ex arquero albiceleste hBLÓ sobre la actualidad de los porteros en Sudáfrica 2010, el nivel del seleccionado argentino y la final protagonizada ante los germanos hace ya 20 años.

se viene un verdadero clásico entre Argentina y Alemania. ¿Qué recuerdos le trae el equipo germano en la Copa Mundial de la FIFA?
¡No los mejores! Perder la final de la Copa Mundial es algo doloroso, y más en manos de Alemania. Recuerdo que fue una final atípica porque llegamos muy diezmados por las lesiones y las suspensiones. Resistimos hasta donde pudimos, y se dio un partido muy parejo sólo por el respeto que los alemanes le tienen a la camiseta argentina. Si nos hubiéramos llamado de otra manera, no nos habrían respetado tanto.

¿Ha vuelto a ver recientemente el penal de Andreas Brehme que definió el título?
¿La verdad? No, no lo he vuelto a ver. Y la explicación es muy sencilla: ya no lo puedo atajar. Pasa por ese lado.

¿Cuál es el mejor recuerdo que tiene de esa Copa Mundial?
El festejo tras atajar el penal de (Aldo) Serena contra Italia en la semifinal. Fue la representación más lúdica de lo que es este fútbol bendito: correr con un estadio enmudecido y escuchar sólo el grito de mis compañeros… fue como haberle atajado un penal al Gordo Mario en una canchita de Lima, mi pueblo. Me llevó a eso, ¡aunque lo que se jugaba en Italia era mucho más importante!

Hablando de penales, usted supo ser un verdadero especialista. ¿Qué tienen que tener en cuenta los arqueros en estas instancias decisivas?
No deben prepararse de ninguna forma en especial. Lo importante es, obviamente, conocer a los rivales, saber dónde patean generalmente. No es lo mismo si el que ejecuta es un delantero, un mediocampista o un defensor. Los habilidosos patean de una forma, los más rústicos de otra…

Tampoco es lo mismo patear un primer penal o un quinto penal. En el primero la serie recién comienza… pero si tienes que ejecutar el quinto para empatar es otra cosa. Los arqueros tienen que mantener la tranquilidad, saber que colectivamente, en la cabeza de todos, la gran responsabilidad es del que patea. Lo que uno tiene que hacer  es transmitirle eso al que viene a ejecutar.

¿Y desde lo físico?
Es importantísimo tener buena potencia de piernas, mucha intuición y, por qué no, un poquito de fortuna. Pero no todo es suerte, ¿eh? Al menos para mí.

Sin embargo, usted tenía una cábala particular antes de los penales en 1990…
Sí, ¡pero llegó por necesidad! Ante Yugoslavia habíamos jugado 120 minutos y, como saben, no podía ir al vestuario antes de los penales. Había tomado mucho líquido y, a diferencia de los jugadores de campo, no lo perdí porque no corrí. Acumulé mucho y me vinieron ganas de orinar. Como no podía ir al vestuario, le pedí a mis compañeros que me cubran y oriné en el campo de juego. Ya contra Italia, por cábala, lo provoqué de nuevo. Y salió bien (risas).

Volvamos a Sudáfrica, ¿quién ha sido el mejor portero hasta ahora?
Creo que Julio César, aunque más por la previa que otra cosa. Aún no ha tenido un gran partido, pero a medida que Brasil avance va a terminar demostrando todo lo que exhibió en el Inter. Y estoy muy tranquilo con el arquero de Argentina, Sergio Romero. Da mucha tranquilidad, es muy sobrio y tiene bien resuelto el tema de la pelota. Estamos muy bien en ese aspecto.

Usted conoce muy bien a Diego Maradona. ¿Qué tan lejos puede llegar el equipo en Sudáfrica?
Ha habido un cambio grande en el equipo, aunque desconozco el motivo. Supongo que está relacionado al tiempo que pasaron juntos antes del primer partido. Hubo un quiebre interior, Diego se sacó de encima las eliminatorias y, más armoniosamente, empezó a darle forma al equipo. Eso y el compromiso de los jugadores están haciendo el trabajo. Ojalá sigan por este camino.