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AMPLIARTambién hay mestros jardineros

Un maestro jardinero contra los estereotipos

Trepa la cantidad de varones que ejercen la docencia en jardines “maternales”, en todo el país. José Luis Pupallaz es uno de ellos. En una entrevista explica cómo es ponerse el delantal cuadrillé todos los días.

Por María Mansilla, para educacion-nosexista.org

"Zó-ze". Eso responde Antonio, de salita de 2, cuando alguna tía le pregunta ¿Antonito cóóómo se llama tu señodita del jardín?. Saber que es Jose -y no Barby o Caro- las deja con la boca abierta. Le sonríen al niño, le arquean las cejas a la madre.
José Luis Pupallaz (33) está algo afónico de gritar los goles del mundial. Hace frío, y envuelve su cuello con un pañuelo estampado tipo palestino. La verdad: les tiene poca paciencia a las madres que, como esta cronista, a veces se olvidan de seguir las indicaciones del cuaderno de comunicaciones. Pero los nenes y las nenas lo adoran. Jose es “la noticia” del jardín. En todos actos las abuelas se codean –“Viste, viste, ¡un maestro varón!”-. Pupallaz es profesor de jardín maternal, de educación preescolar, técnico en recreación y especialista en fracaso escolar.

En los últimos 3 años, la cantidad de “Zozes” aumentó un 20% en los jardines públicos de la ciudad de Buenos Aires. A nivel nacional, según el Ministerio de Educación, llegan casi al 6%. Son más en la provincia de Jujuy (14%), en Misiones (11%) y en Tucumán (11%).

En el libro Cuerpos y Sexualidades (Editorial Paidós), de Graciela Morgade, doctora en Educación y Graciela Alonso, magíster en Educación, Daniel Brailovsky escribe su capítulo “Educación infantil y masculinidades, el caso de los maestros jardineros varones”. Allí plantea cómo esta apertura supone un quiebre a la “masculinidad hegemónica” y los viejos estereotipos, y qué estrategias entran en juego para demostrar que son idóneos para ejercer su vocación. 

Pupullaz nos da un ejemplo de todo ello.

¿Cómo reconociste tu vocación?

Desde que salí de la primaria sabía que quería ser maestro. No sabía que iba a ser jardinero. Porque una de las cosas que me marcó es que tuve un muy buen jardín. Aunque parezca mentira todavía tengo recuerdos, la sala de 4 me marcó, me sigo acordando cosas. Empecé a estudiar magisterio, y en un momento nos mandaron a observar jardín. Me enamoré de la ternura que te dan los pibes, que en la primaria no pasa.

¿Y después?

Cuando empecé a estudiar, ya había egresados ahí varones, eso es normal, no es un tabú. La vida dio un giro muy grande. Hoy veo también a muchos papás que vienen a traer a los bebés porque las mamás trabajan y ellos no.

¿Conseguir trabajo es fácil para un maestro de nivel inicial? ¿Están abiertas las instituciones?

Un ejemplo, yo también soy coordinador de colonia, tuve que concursar, no tuve problemas. ¡Y podría descansar en vacaciones pero me gusta tanto que voy con gusto! Creo que hay muchos que estudian, después no trabajan por una cuestión económica. No soy padre de familia pero me tengo que solventar, y no es fácil. No sé cómo es en la gestión privada. Yo opté por trabajar en el Estado. Al principio no es fácil… tardan meses en pagarte una suplencia, por ejemplo. Pero te da otras cosas. Yo me recibí, me anoté, y al año empecé a trabajar. Me había anotado en una lista de emergencia, porque no había docentes.

¿Y durante la dictadura militar?

Podías estudiar pero no ejercer, y no te daban ningún motivo. Era “no”, y no.
Hoy es una lástima que haya tan pocos, que no se fomente, más ante esta falta de docentes en todos los niveles. El sistema está en emergencia en todos niveles.

Mucha gente no estudia porque no sabe que se puede. Algunos todavía me preguntan: “Yo hice primaria porque no sabía. Y qué, ¿se puede trabajar?

“¿¡Le cambia los pañales y todo!?”, se alarmó una persona conocida cuando le dije que mi hijo tenía un maestro varón. ¿Tienen alguna preparación para sobrevivir a los prejuicios y al conservadurismo? 

La normativa es así: en un maternal, todos cambiamos. Después de los 3 años, ningún maestro cambia más pañales. Entiendo el prejuicio. Sos el blanco más fácil, obvio. Igual, cuando mejor sea el nivel sociocultural, los padres lo toman mejor. Si tenés algún psicólogo o psicopedagogo, dicen: ¡qué bueno!

¿Qué se llevan tus alumnos que otros pibes, sin “maestro”, pierden?

A los psicólogos les encanta que sea variado. Es bueno que tengan otra imagen para comparar, para hacer contraste. También muchos colegas dicen: “Lo voy a mandar ahí porque estás vos.  No quiero que esté 5 años viendo sólo mujeres”. Creo que los nenes, si no, quedan muy aniñados también. Que seas distinto les hace familiar convivir con lo distinto. La verdad, los chicos alucinan cuando me ven. O cuando ven al profesor de física o al de música, porque ven otra cara.

Lo tuyo es nada menos que (casi) el primer trabajo femenino. ¿Cómo hacés para no ´feminizarte´ al trabajar en un jardín “maternal” y aportar tu sello?

Uno ya tiene su esencia, no cambia por estar trabajando con muchas mujeres. Porque acá son todas mujeres… Lo sé: ahí me sale el machismo. Hubo otro varón, un profesor de educación física que venía de primaria, y renunció porque no se halló.

¿Tuviste que hacer un esfuerzo especial por mostrar idoneidad, por ganar legitimidad en tu trabajo?

Cuando llegás sos nuevo, le pasa a cualquiera. A veces tienen más prejuicios tus propios compañeros que los padres. Una vez una maestra me dijo: “Claro, porque sos un divo. Tenés a todos atrás tuyo, ¡ay, el maestro, el maestro!”.-