AMPLIARAlbornoz mientras declaraba

23/06/2010 - Casos

Caso "La Jefatura": Con careo entre el Tuerto y el Perro terminó la ronda testimonial

Roberto Albornoz declaró ayer ante el Tribunal. Dijo que no tomaba decisiones, a pesar de haber sido Jefe de la inteligencia. Sostuvo que solo cumplía órdenes de los militares y culpó a los Clemente y Juan Martín de los secuestros. Además participaron de un careo con el perro Clemente. Con más de 70 años, el tuerto, estuvo muy lúcido para tejer historias.

Luego de que Juan Carlos Clemente presentó la documentación (ver aparte) que detalla de qué manera funcionaba el aparato represivo, el caso Jefatura dio un giro importante. Las pruebas en los papeles son tan elocuentes que Roberto Heriberto Albornoz, jefe de inteligencia de la policía durante el proceso, decidió declarar y respondió preguntas de las partes, aunque negó participación directa en los hechos sucedidos en aquellos años, como desaparición, torturas y aseguró que toda la responsabilidad la tienen las cúpulas militares.

A pesar de sus más de 70 años se observó a un hombre lúcido y bastante rápido para tejer historias. Pidió un careo con Clemente y minutos después le dio un pico de presión lo cual generó un cuarto intermedio de tres horas.

“Decidí declarar por las incoherencias de Clemente que decía que yo era dueño de la vida y muerte de todos en Jefatura, lo que es una infamia”, dijo Albornoz apenas se sentó en el banquillo. Y como a lo largo de toda la jornada trató de culpar a Clemente, Juan Martín, González Naya, jefe de Albornoz en aquél entonces, y a las cúpulas militares como responsables del Proceso.

Respecto a Clemente aseguró que nunca estuvo detenido y que cuando vino de Salta, donde residía, ya tenía un carnet a su disposición. Se fue al sur de la provincia, se entregó y en Jefatura estuvo a disposición de González Naya y Dursi. Y agregó: “él era quien manejaba la vida y muerte de las personas. Tenía libertad para entrar y salir de Jefatura. Era un marcador”. En este sentido reconoció que “es cierto, se secuestraba gente” pero “yo no participaba, Naya tomaba las decisiones sobre las personas que Clemente secuestraba, junto con Martín”. También aseguró que González Naya está vivo, aunque existe su acta de defunción.

Reconoció que existía una Comunidad Informativa que estaba a cargo de Cattaneo, uno de los dos imputados que murió y era segundo en la cadena de mando luego de Bussi. Allí, según Albornoz, “se reunían los jefes militares, estudiaban la situación y daban la orden que era entregada  al supervisor (González Naya) de qué hacer con los detenidos”, para el genocida, ellos decidían quienes pasaban a disposición final.

“Me hicieron jefe del SIC”

El ‘tuerto’ Albornoz sostuvo que los militares inventaron el Servicio de Inteligencia Confidencial y lo nombraron jefe pero él “no iba a hacer procedimientos, me quedaba en el trabajo”.

Por otro lado, el represor calificó a Juan Martín y Clemente como “las perlitas de González Naya que entregaban a sus camaradas y a policías”.

Luego pidió un careo con Clemente, le dio un pico de presión y los médicos del Siporsa recomendaron que debía descansar una hora. Tres horas después retornó la audiencia, continuó declarando (ver aparte) y confrontó con el testigo.

Careo entre el Perro y el Tuerto

“Albornoz dijo que Clemente era entregador y que incluso entregó a su mujer. Clemente afirmó que es una detenida desaparecida. Por otro lado, Clemente aseguró que Albornoz torturaba y este lo niega”, con estas palabras el presidente del Tribunal, Carlos Jiménez Montilla dio comienzo al careo.

El Perro: El primer en hablar fue el Perro. Repitió que lo secuestraron el 23 de junio de  1976 cuando vino de Salta y lo trasladaron a Nueva Baviera. “Soy torturado, vejado física y espiritualmente. Relucieron mi voluntad a cenizas con la impotencia de saber que de ahí no salía vivo”.

El Tuerto: “No fue detenido, vino desde Salta con nombramiento. El personal fue en su búsqueda y se entregó. No vino encapuchado, no estaba como detenido. Salía y entraba como quería”.

Mientras el Tuerto hablaba, al Perro se lo notaba tranquilo. El comisario retirado estaba en su salsa y comenzó a utilizar un tono de voz fuerte, autoritario. “Usted era el cerebro”. Y preguntó: “¿porqué con la llegada de la democracia no sacó esa porquería (por lo papeles) y se los mostró a los Derecho Humanos? Usted es responsable ¡entregador!”.

El Perro: “Fui secuestrado junto con un tal Miño que vive en Francia, pero me llama la atención ser nombrado agente y ser amo y señor habiendo tantos cargos antes que yo”.

Entonces Albornoz disparó: “sos un lobo con manta de cordero. No eras paseandero, salías en vehículo. Rendí cuentas a tu mujer que la entregaste por lealtad a González Naya”. Luego apeló a mecanismo psicológicos como hablar del padre de Clemente y cuando el Perro se fue de la sala dijo que “estos rindan cuenta, Clemente y Martín son responsables de muchas cosas”.

Así terminó la ronda de testigos y la semana que viene comienzan los alegatos. Además de Albornoz están imputados por crímenes de lesa humanidad Menéndez, y los hermanos De Cándido.

Sebastián Ganzburg

sebaganzburg@gmail.com