Ante la intensa presión internacional, Israel prometió aliviar su bloqueo a Gaza, permitiendo el ingreso de un adicional pero limitado número de artículos. Pero eso está muy lejos de mejorar la situación que viven los palestinos.
Por Mel Frykberg, para IPS
Tras el mortal ataque en aguas internacionales contra una flotilla
humanitaria que se dirigía a ese territorio costero, en el que nueve
activistas murieron y decenas resultaron heridos, las autoridades
israelíes comenzaron a recibir una fuerte presión mundial para levantar
el cerco.
Finalmente cedieron cuando se informó que la comunidad
internacional estaría dispuesta a permitir que Israel realizara su
propia investigación sobre lo ocurrido a cambio de un alivio del
bloqueo, y no una independiente, como muchos exigían originalmente.
Dos observadores internacionales podrán supervisar la
investigación israelí, pero eso no conforma a críticos, que exigen un
proceso más creíble.
Uno de los observadores sería David Trimble, ex primer
ministro de Irlanda del Norte, líder del derechista Partido Unionista
del Ulster y aliado del Partido Conservador de Gran Bretaña. El mismo
día en que se produjo el ataque a la flotilla, Trimble fundó el grupo
"Amigos de Israel".
Sin embargo, el alivio del bloqueo todavía está por
materializarse, y si se produce no atendería los temas subyacentes que
han arrastrado a la pobreza a los 1,5 millones de habitantes de Gaza,
en su mayoría civiles.
"Permitir el ingreso de mayonesa y papas fritas a Gaza es
realmente irrelevante para afrontar las raíces de la crisis", dijo
Maxwell Gaylard, coordinador humanitario de la Organización de las
Naciones Unidas para Medio Oriente.
"Lo que necesitamos es ver una mejora en el agua de Gaza, en
el saneamiento, en la red eléctrica, en los sectores educativo y de
salud. La economía de Gaza está rota en pedazos, y su infraestructura
es extremadamente frágil. Tiene que pasar algo drástico pronto si Gaza
quiere ser rápidamente rehabilitada", dijo Gaylard a IPS.
Actualmente, Israel permite el ingreso de unos 80 artículos a
Gaza. Hace un año sólo se autorizaban 40. Antes de junio de 2007,
cuando Hamás (acrónimo árabe de Movimiento de Resistencia Islámica)
tomó control del enclave, 4.000 tipos de productos eran autorizados por
mes, transportados en unos 10.400 camiones. Ahora sólo pueden ingresar
2.500 vehículos.
Israel arguye razones de seguridad para el sitio. Pero luego
de una demanda presentada por la organización defensora de los derechos
humanos Gisha, se vio obligado a reconocer que en realidad tenía
motivos políticos.
"Un país tiene el derecho a decidir si participa o no de
relaciones económicas o da asistencia a la otra parte del conflicto, o
si desea usar una ‘táctica de guerra económica’", señaló el gobierno
israelí.
Por su parte, el Comité Internacional de la Cruz Roja indicó
que el cerco constituía una violación al derecho internacional porque
se trataba de un castigo colectivo contra civiles.
Cecelia Goin, de la Cruz Roja en Jerusalén, dijo que
cualquier alivio del bloqueo sería un paso en la dirección correcta,
pero subrayó que había otros temas en juego.
"La única forma en que los habitantes de Gaza podrán
reconstruir sus vidas y sus formas de sustento es que el sitio sea
levantado por completo", dijo a IPS.
"Hay un promedio de siete horas de cortes de energía por día.
Los apagones suponen una seria amenaza para la atención a pacientes,
incluso ponen en riesgo sus vidas", agregó.
"Se necesitan entre dos y tres minutos para que un generador
comience a operar, y durante ese tiempo los equipos no funcionan. Por
eso los respiradores artificiales deben ser reactivados en forma
manual, el tratamiento de diálisis se interrumpe y las cirugías deben
ser suspendidas", explicó la Cruz Roja.
"Nos tomó cinco meses obtener el permiso para traer un
mamógrafo al Hospital Shifa, el principal de Gaza. Pasaron otros cinco
meses antes de que los israelíes permitieran el ingreso de una máquina
de diálisis, y necesitamos otros ocho para conseguir repuestos para
ambulancias", dijo Goin a IPS.
"Hay una escasez de medicamentos esenciales como drogas
antiepilépticas, y una carencia de equipos médicos como respiradores
artificiales. Más de 110 de los 700 artículos que deberían estar
disponibles también están agotados. La situación sanitaria es clave",
añadió.
Para los palestinos en Cisjordania, la vida obviamente es mejor, pero también afrontan dificultades.
"El movimiento de los palestinos ha mejorado allí (en
Cisjordania) gracias a la reducción de los puestos de control y de los
cortes de ruta israelíes. Pero todavía hay problemas para los que se
trasladan del norte al sur cisjordano, ya que el territorio está en los
hechos dividido en cantones", dijo Gaylard a IPS.
"También hubo cierta mejora en la economía de Cisjordania
gracias al estímulo fiscal, unas pocas inversiones y el pago de
salarios en forma regular. Pero esto debe hacerse sostenible para los
palestinos, que deben ser capaces de acceder a sus bienes productivos,
como las tierras cultivables", añadió.
La barrera de separación, construida por Israel a lo largo de
la frontera cisjordana arguyendo razones de seguridad, ha alejado a
agricultores palestinos de sus campos.
"La falta de una distribución equitativa del agua es otro
problema. Los israelíes se llevan la mayor parte de los recursos
hídricos de la zona, y los palestinos tienen que sobrevivir con lo que
queda", indicó Gaylard.
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