El surcoreano Huh Jung-moo podrá este jueves quedar como un caballero y disculparse con el argentino Diego Maradona por haberle pegado una de las patadas más brutales en la historia de los mundiales, al reencontrarse 24 años después pero como entrenadores.
“No jugaba al fútbol, sino que practicaba Taekwondo”, dijo una vez Maradona de Huh Jung-moo al hablar de aquella patada que se registró en el Mundial de México-1986, el 2 de junio en el estadio Olímpico del DF, donde Argentina terminó ganando por 3-1, en el debut del grupo que compartían con Italia y Bulgaria por la primera ronda.
“No me importa lo que diga Maradona. No tiene sentido hablar de algo que pasó hace más de 20 años”, le respondió el ahora DT de los asiáticos y entonces rudo volante surcoreano.
Pero Maradona acaba de reflotar el asunto de los golpes arteros para anular a los jugadores más habilidosos con un llamamiento a que se cumplan los lemas que proclama la FIFA. “Si hay cuatro chiquitos que sacan la bandera (amarilla) del Fair Play antes de empezar el partido, que realmente sea después Fair Play”, tenemos que defender a las estrellas”, dijo quien fue el capitán de aquella selección albiceleste campeona en México.
Maradona dijo que le pedía “a los árbitros que entiendan la palabra Fair Play, que si la gente quiere ver jugar al fútbol que se pueda jugar sin problemas”.
Con estas declaraciones, el seleccionador albiceleste apuntaba a todos pero comenzando por el primero de la fila, Nigeria, al que Argentina venció 1-0, en un partido en que no hubo ninguna jugada violenta o cuestionable de ninguno de ambos bandos. Tampoco se registraron escenas reñidas con el juego limpio en el triunfo de Corea del Sur sobre Grecia por 2-0.
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