Las tensiones que dificultan desde hace semanas en Europa la financiación de los bancos entre sí hace planear nuevas amenazas sobre el crédito, e incluso sobre la solidez del sistema financiero, lo que obliga a los bancos centrales a mantenerse alertas.
El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, admitió el jueves que el mercado interbancario, en el que los bancos se prestan entre sí, "no funciona con normalidad".
Según fuentes coincidentes, el fenómeno no afecta tanto a las grandes instituciones, sino más bien a algunos bancos de talla media, en particular en España.
El origen de este movimiento de desconfianza se debe a varios factores, empezando por la opacidad de las cuentas de esos bancos.
Trichet indicó recientemente que los resultados de los nuevos "test de resistencia" (stress test) efectuados en los grandes bancos europeos serían comunicados en breve a los ministros de Finanzas de la UE.
Dichas pruebas pretenden dar cuenta de la capacidad de resistencia de los bancos a unas condiciones económicas y financieras extremas.
"Probablemente, hay bancos en el sistema, sobre todo en España, que no están en condiciones de superar" el test, considera Pierre Flabbée, analista de Kepler Capital Markets.
Varios gobernadores de bancos centrales de Europa son favorables a la publicación de los resultados de los test, pero la oposición es muy fuerte, especialmente en España.
"El problema es que si se anuncian (los resultados), se está condenando a los bancos, en caso de que no haya inmediatamente un plan de apoyo", comenta Flabbée.
Bajo presión de los organismos internacionales y el gobierno de Madrid, muchas instituciones financieras españolas de talla media, sobre todo cajas de ahorros afectadas por el estallido de la burbuja inmobiliaria, han emprendido maniobras de fusión o acercamiento en los últimos meses, para fortalecerse y de paso consolidar el sector financiero del país.
Pero hay otros elementos que explican la desconfianza en el circuito interbancario europeo, como los importantes volúmenes de obligaciones de Estados muy endeudados (Grecia, Portugal, España, Italia) en manos de los bancos.
La agencia de calificación financiera Moody's contribuyó a calmar los mercados este viernes, considerando que los bancos europeos tenían niveles de fondos propios suficientes para asumir eventuales pérdidas en sus carteras de deuda pública y privada de Grecia, Portugal, España e Irlanda.
Este acceso de nerviosismo obligó al BCE a mantener algunas de las medidas excepcionales de apoyo adoptadas durante la crisis financiera. Así, los bancos podrán pedirle prestado cuanto quieran, lo que les garantiza un acceso seguro al crédito sean cuales sean las condiciones de mercado.
El BCE ha interrumpido ya sus préstamos ilimitados a un año y a seis meses. Quiere hacer lo mismo con los créditos a tres meses, pero el jueves anunció tres nuevas operaciones a dicho plazo para tranquilizar a los mercados.
"Hay bancos que se preocupan diciéndose: Dios mío, ¿cómo vamos a hacer para vivir sin el BCE?", observa una fuente bancaria que pidió el anonimato.
Las sumas depositadas por los bancos en el BCE alcanzan un nivel récord: 365.000 millones de euros, frente a los 138.000 millones depositados a 13 de mayo.
Sin embargo, nadie se atreve a hacer comparaciones con la situación posterior a la quiebra del banco estadounidense de inversiones Lehman Brothers en septiembre de 2008, que puso el sistema bancario al borde del colapso.
"La situación no es tan crítica", asegura Flabbée.
"El clima se mantendrá deprimido, pero a menos que haya un nuevo choc, no veo peligro, y podemos imaginar un regreso a la confianza" después del verano boreal, considera Peter Chatwell, estratega en Crédit Agricole CIB.
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