El Senado brasileño aprobó este jueves un proyecto de ley sobre capitalización de la estatal Petrobras mediante venta de acciones, que permitirá a la empresa llevar adelante un plan de inversiones de hasta 200.000 millones de dólares hasta 2014.
El objetivo central de la iniciativa, que ahora deberá ser promulgada por el presidente Luiz Inacio Lula da Silva, es reforzar la caja de la empresa para reforzar la explotación del petróleo hallado por Petrobras bajo la capa de sal en el fondo marino de su costa continental, en aguas ultraprofundas.
Al fortalecer el patrimonio de la empresa, la ley desea dotar a Petrobras de una mayor capacidad para conseguir créditos internacionales para su gigantesco plan de inversiones en el próximo quinquenio.
Según el texto aprobado, el Estado cedería a la empresa un total de 5.000 millones de barriles de crudo de las reservas federales aún no licitadas de la camada marina ultraprofunda. Petrobrás sería entonces capitalizada con estas reservas, y emitiría acciones por un valor equivalente al precio de esos 5.000 millones de barriles.
©AFP / gustavo izús
Según cálculos de Petrobras, ello representará un aporte de entre 15.000 y 25.000 millones de dólares por parte de accionistas minoritarios, según el precio del crudo al momento de la emisión y el valor que el mercado termine asignando a esas acciones.
El proyecto aprobado prevé esta nueva apertura del capital de la empresa para que las acciones puedan ser compradas por cualquier persona o firma, una operación que en febrero de este año el ministro de Economía, Guido Mantega, llegó a definir como "una de las mayores en la historia del capitalismo".
Las reservas petroleras brasileñas en aguas profundas (entre 5.000 y 7.000 m de profundidad debajo de una gruesa capa de sal) se estiman en unos 50.000 millones de barriles, lo que, de confirmarse, podría convertir a Brasil en uno de los grandes exportadores mundiales de petróleo.
Sin embargo, la extracción de ese crudo sólo sería posible mediante un enorme plan de inversiones. Mantega mencionó la compra de 40 sondas que cuestan unos 1.000 millones de dólares cada una.
Para atender ese programa, Brasil prácticamente reformuló y resucitó su alicaída industria naval, con el proyecto de un gigantesco astillero especializado en el estado de Rio de Janeiro, para la construcción de plataformas y navíos.
Este proyecto de ley sobre la capitalización de Petrobras es parte de un complejo paquete que el gobierno negocia con el Congreso, y del que forman parte también el marco regulatorio que regirá la explotación de la capa pre sal y también la distribución regional de los respectivos royalties entre los estados que componen el país.
Sin embargo, la capitalización de Petrobras con la consecuente apertura de capital llevó a analistas a encender una luz de alerta ante la presión que la entrada de recursos externos en divisas para la estatal ejercerá sobre la tasa de cambio, verdadero talón de Aquiles de la economía brasileña.
El economista Diego Bonadio dijo al diario Valor que el Banco Central se verá ante la necesidad de comprar enormes cantidades de dólares para impedir una hipervalorización de la moneda local, el real, pero que "no conseguirá alterar el curso de mediano y largo plazos de la moneda".
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