Aunque en el elenco del mayor espectáculo del planeta abunden las estrellas, los anuncios de las listas para la Copa Mundial de la FIFA nunca reproducen al pie de la letra los pronósticos. La polémica y las convocatorias inesperadas son inevitables, y siempre hay un puñado de jugadores que surgen de la nada para subir al escenario mundial.
Uno de los ejemplos más notorios en Alemania 2006 fue Theo Walcott, de apenas 17 años, que ni siquiera había debutado en la Premier League, y a quien el seleccionador de Inglaterra, Sven-Göran Eriksson, nunca había visto en un partido oficial.
Y aunque puede que el prólogo de la edición de 2010 no nos haya deparado ninguna conmoción de esa índole, sí ha habido bastantes sorpresas al hacerse públicos los nombres de los 736 participantes. Algunas, por supuesto, lo fueron más que otras, y en varios casos nadie se mostró más estupefacto que el futbolista en cuestión.
Así ocurrió con el argentino Ariel Garcé, cuya anécdota es ciertamente la más simpática de las inclusiones inesperadas. El discreto defensor de Colón, de 30 años, estaba seguro de que no entraría en los planes de Diego Armando Maradona, y ya había reservado un viaje con sus amigos para ir a Sudáfrica como aficionado. Ahora, en lugar de animar a Argentina desde las gradas, podría acabar contribuyendo dentro de la cancha al juego de la Albiceleste que aspira a conquistar su tercer título mundialista.
Antes de su llamada, Garcé únicamente había disputado un encuentro como internacional, un amistoso además, pero incluso esa escasa experiencia supera a la de otros insospechados protagonistas de Sudáfrica 2010. En la lista de 30 jugadores de España, por ejemplo, figuraban tres debutantes: los barcelonistas Pedro y Víctor Valdés y el centrocampista del Athletic de Bilbao Javi Martínez. “Han hecho una buena temporada”, aclaró Vicente del Bosque. “Van a reforzar la plantilla como reservas”.
Raymond Domenech comparte el apetito de Del Bosque por el riesgo, al llevarse a dos inexpertos: el extremo del Marsella Mathieu Valbuena y el defensor del Burdeos Marc Planus. El primero, recompensado por su desempeño en la victoriosa campaña liguera del OM, afirmó entusiasmado: “Después de un año tan excepcional, es la guinda del pastel”. El delantero nigeriano Brown Ideye también se ganó su plaza gracias a una impresionante temporada en la Ligue 1, aunque muchos analistas aún no terminan de creer que vaya a actuar directamente en la Copa Mundial de la FIFA con las Súper Águilas sin ninguna experiencia internacional previa.
Argelia también sorprendió con Rais M'Bolhi. Rabah Saadane se decantó por el guardameta del Slavia de Sofía después de que fuese elegido mejor arquero de la liga búlgara este ejercicio. Y la decisión más desconcertante en la selección anfitriona se produjo asimismo entre los tres palos: Carlos Alberto Parreira ha optado por el bisoño Shu-Aib Walters en detrimento del curtido Rowen Fernández. El técnico de Sudáfrica también recupera al veterano artillero Siyabonga Nomvethe —quien vio puerta con los Bafana Bafana en Corea/Japón 2002—, al cabo de tres años de ausencia del combinado nacional.
Los cambios en la portería no se limitan a estos países. Carlos Queiroz, contra todo pronóstico, ha recurrido a Daniel Fernandes, ex internacional sub-20 canadiense que no participó en ningún encuentro de clasificación y que ha pasado toda su carrera fuera de Portugal. En Chile, nadie preveía que Marcelo Bielsa prefiriese a Luis Marín en lugar de Cristopher Toselli, y a los hinchas japoneses les extrañó más si cabe la presencia de Yoshikatsu Kawaguchi, puesto que el aguerrido número 1 del Jubilo Iwata había sido descartado públicamente después de sufrir una fractura en la pierna este año. “Este equipo necesita un hombre que pueda levantar la moral en cualquier circunstancia”, fue la explicación de Takeshi Okada. “Él es el auténtico líder, dentro y fuera del campo”.
Kawaguchi no es en absoluto el único futbolista cuya personalidad y experiencia han resultado cruciales. A pesar de contar con un amplio abanico de opciones para el eje de la retaguardia, Fabio Capello ha creído oportuno rescatar al fornido central del Liverpool Jamie Carragher, tres años después de que dijese adiós a la selección nacional. E incluso intentó —infructuosamente— convencer a Paul Scholes, de 35 años, para que regresase, y también ha llamado a un lateral izquierdo, Stephen Warnock, cuya única actuación con el equipo de los Tres Leones se limita a unos minutos, en los que tocó cinco veces el balón.
Grafite constituye la decisión más llamativa de Dunga, ya que ha jugado un total de 27 minutos a las órdenes del actual seleccionador de Brasil antes de recibir su llamada. “Hace tres meses no tenía ninguna esperanza de jugar en el Mundial”, ha admitido el ariete del Wolfsburgo. El danés Mikkel Beckmann sin duda se debió haber sentido igual antes de volver al plantel dos años después de su última aparición como internacional. Estados Unidos, por su parte, nos ha dejado varias sorpresas. Robbie Findley, Edson Buddle y Herculez Gómez, que suman entre los tres 11 partidos con los colores de su país, constituyen ahora tres cuartas partes de los delanteros a disposición de Bob Bradley, señal de que se les tendrá muy en cuenta.
Bradley insiste en que se limita a seguir la vieja máxima de elegir jugadores en forma, la misma justificación que ofreció el neozelandés Ricki Herbert tras convocar al mejor futbolista del año de la NZFC, Aaron Clapham. Otros han apostado por la exuberancia juvenil, como los entrenadores de Eslovenia, Matjaz Kek, Paraguay, Gerardo Martino, y Alemania, Joachim Löw, quienes han depositado su confianza en tres prometedores atacantes como Tim Matavz, Rodolfo Gamarra y Holger Badstuber. De hecho, casi todos los estrategas de Sudáfrica 2010 tienen a su invitado sorpresa, como Pak Sung-Hyok, de la RPD de Corea, el defensor italiano Leonardo Bonucci, Kim Bo-Kyung, de la República de Corea, y los griegos Sakis Prittas y Stelios Malezas, cuya eclosión ha llegado en el momento justo.
Por supuesto, no todos ellos empezarán la Copa Mundial de la FIFA como piezas clave de sus equipos, pero Bonucci en concreto sabe que una ascensión fulgurante no tiene por qué acabar a las puertas del torneo. Como recordarán todos los que vieron Italia 1990, Toto Schillaci acudió a aquella edición creyendo que iba a ser suplente y acabó adjudicándose la Bota de Oro adidas. ¿Tendrá Sudáfrica 2010 a su propio Schillaci? Sólo estos hombres pueden decidirlo.
Fuente . FIFA
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