Estados Unidos y China, primera y tercera economía mundial respectivamente, abrieron el lunes en Pekín una reunión anual de altos responsables con el objetivo de estrechar los lazos comerciales de estas dos potencias y superar diferendos, en un marco de crisis por la cuestión norcoreana.
"Nuestras economías se han vuelto inseparables", declaró el viceprimer ministro chino Wang Qishan, en la apertura de la reunión anual del "diálogo estratégico y económico" sino-norteamericano.
Frente a la crisis, China y Estados Unidos deben aprovechar su reunión para "evaluar bien la situación y coordinar sus políticas con el objetivo de poder mantener el impulso de la reactivación en nuestros países", agregó Wang, quien juzgó necesario promover "un crecimiento equilibrado de la economía mundial".
"Nuestros dos países se han beneficiado ampliamento de la apertura del comercio y las inversiones", declaró de su lado el secretario norteamericano de Tesoro, Timothy Geithner.
Para Geithner, es necesario sin embargo "un sistema de comercio mundial más abierto en el cual los países compitan con armas legales".
Del lado estadounidense, están presentes unos 200 delegados, "el número más grande de responsables gubernamentales en viajar a una reunión en el mundo", subrayó la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton.
©AFP/Pool / Saul Loeb
"No estaremos de acuerdo en todas las cuestiones, pero hablaremos de ellas abiertamente", prometió Clinton, refiriéndose por ejemplo a los derechos humanos.
El domingo, Clinton había pedido un acceso equitativo de las empresas a los mercados, una de las manzanas de la discordia entre Washington y Pekín.
"Las empresas estadounidenses quieren participar en la competencia en China. Quieren vender mercaderías producidas por los trabajadores estadounidenses a los consumidores chinos, cuyos ingresos y demanda crecen. Queremos una situación que sea provechosa para ambos países", recalcó Clinton.
Washington también critica la política en materia cambiaria de China, primer exportador mundial, que mantiene su moneda, el yuan o renminbi (su nombre oficial), anclada el dólar desde julio de 2008 con el objetivo de sostener un sector manufacturero muy golpeado por la crisis internacional y que emplea a decenas de millones de personas.
El lunes, el presidente chino Hu Jintao reiteró la voluntad de su país de continuar la reforma de su tasa cambiaria sin precisar un calendario.
Además de las cuestiones económicas, comerciales y políticas vinculada con la crisis norcoreana, la energía y el cambio climático deberían ser objeto de debate en esta reunión, tras el fiasco de la Conferencia de Copenhague y con la perspectiva de la cumbre prevista para México hacia fines de año.
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