La reforma de regulación financiera adoptada en el Senado estadounidense, que debe todavía ser sometido a revisión antes de promulgarse, puede costarle cara a los bancos de Wall Street, dado que limita algunas de sus actividades más lucrativas.
"No es bueno para nosotros", dijo escuetamente un directivo de un importante banco de Wall Street que pidió el anonimato.
Según los analistas de Bank of America-Merrill Lynch la reforma podría costarle al sector bancario entre 30 y 50% de sus ganancias de corretajes, lo que se traduciría en una caída de 20% en el beneficio por acción.
"Las posibles restricciones sobre el corretaje a título propio y los productos derivados deberían afectar sobre todo a los banco de inversiones", dijo de su lado la agencia de notaciones Standard and Poor's (S&P).
"Estas medidas podrían ocasionar una baja significativa de los ingresos y de los beneficios en los próximos años", continúa.
Todas las grandes firmas de Wall Street desplegaron estrategias de lobby para intentar influir en el debate legislativo, según el centro de investigación independiente Center for Public Integrity, que calcula en 1,3 millones de dólares las sumas desembolsadas por unas 850 entidades para defender sus intereses en el Congreso.
Pero las reacciones por la denuncia de la Comisión de Bolsa y Valores estadounidense (SEC) contra Goldman Sachs, acusado de engañar a clientes, contribuyó a inclinar la balanza a favor de una reforma más profunda.
Además de crear una instancia en el seno de la Reserva Federal (Fed) para proteger a los consumidores --exigencias de reservas de capitales reforzadas--, el proyecto de ley prevé medidas para reglamentar y organizar en torno a cámaras de compensación el enorme y opaco mercado de derivados, que originó la crisis financiera de 2007-2008.
Los bancos podrían incluso verse impedidos de comercializar swaps, productos financieros similares a los seguros.
Otra eventualidad que no figura en el proyecto adoptado en el Senado, pero que preocupa al presidente Barack Obama, es la prohibición a los bancos de llevar a cabo actividades de corretaje a título propio, que representan una parte cada vez más importante de las actividades de muchas instituciones financieras.
Goldman Sachs obtuvo 80% de sus ganancias del primer trimestre de 2010 el gracias a sus actividades de mercado.
El mayor banco estadounidense, Bank of America, también se recuperó en el mismo período gracias a una "fuerte actividad de los mercados" y de ganancias "récords" de corretaje.
Los bancos de inversión Goldman Sachs y Morgan Stanley deberían ser los más afectados por la reforma.
Citigroup, JPMorgan y Bank of America no se verían tan afectados ya que la mayor parte de sus ingresos depende de sus actividades de banco comercial.
La ley, que pretende evitarle al gobierno salir al rescate del sector en caso de una nueva crisis financiera, debería "afectar" la nota de la deuda de entidades bancarias, según la agencia de notaciones Moody's.
Pero la casa de valores de cambio Keefe, Bruyette and Woods, juzga "positivo" el voto del Senado ya que "las proposiciones potencialmente más costosas fueron eliminadas", en especial la idea de imponer una suma tope a los cajeros automáticos.
Para S&P, los bancos de negocios probablemente "continúen beneficiándose con el crecimiento que se espera tendrán las actividades de fusión y adquisición". Además verán el aumento de su volumen de negocios "enlentecido pero no detenido" por la nueva reglamentación, agregó.
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