el tercer y último libro publicado de Delmira Agustini durante su vida. A este libro se le considera el principio de la segunda etapa poética de Delmira. Ya las poesías son de más profundidad y madures ideológicas. Se nota la maestría sobre la forma y estructura de la composición. Lirica erotica, hacia alusiones seudomisticas. El libro completo online
Editorial: Simurg. Páginas: 181. Precio: $49
Los Cálices Vacíos (Poesías)
fue el tercer y último libro publicado de Delmira Agustini durante su
vida. A este libro se le considera el principio de la segunda etapa
poética de Delmira. Ya las poesías son de más profundidad y madures
ideológicas. Se nota la maestría sobre la forma y estructura de la
composición.
Comienza el libro con la crítica de Rubén Darío titulada PÓRTICO. Continua con un poema de Delmira en francés. En una poesía le dedica el libro a Eros. Seguido aparece 20 poesías nuevas, no públicas previamente. Y concluye esta sección con la afirmación que este libro es la segunda edición de los dos anteriores y reitera la futura publicación de Los astros del abismo.
Continua el libro con una selección de las obras que aparecen en sus dos primeros libros. Después del índice, en una sección aparte, con numeración propia, publica los JUICIOS CRÍTICOS donde incluye y agrega a las críticas que publicó en Cantos de la Mañana
La autora
Delmira Agustini (Montevideo, 24 de octubre de 1886 - id, 6 de julio de 1914) fue la más destacada poetisa del Modernismo.
Exuberante prestigio para cualquier escritora. Pero no para la crítica
de Rubén Darío. El gran maestro la elevó hasta la cúspide de la
literatura española. La comparó con Santa Teresa. En Pórtico, Darío la proclama como la única, desde la Santa, en expresarse como mujer.
Agustini, con el apoyo de su compatriota María Eugenia Vaz Ferreira,
abrió las puertas a la poesía femenina. Cierto que tenemos el orgullo
de tener sobre pedestales bien merecidos a varias notables escritoras
que deleitaron nuestra literatura antes que ella. Pero esta joven
uruguaya ignoró las barreras y narró sus sentimientos tal y como los
sentía. Inadvertidamente - ¿quizás? - logrando lo imposible, la
igualdad del género sin competir con el sexo opuesto.
Fascinación causó en sus lectores, entre los cuales se encontraban los
más notables escritores en boga. A pesar de su extremado erotismo no
existe una sola desfachatez ni vulgaridad en sus obras. Su forma y
expresión poética es considerada a la par con la de los más
distinguidos modernistas, los cuales se esforzaban al máximo por
alcanzar la perfección. La musicalidad de sus versos también es obra de
admiración. Y con respecto a la espiritualidad en la sensualidad,
bueno, ahí Agustini se encuentra muy aventajada en una clase por sí
sola.
Estudios de sus cuadernos prueban el esmero que desarrollaba en la
purificación de sus obras. Su diversificación y proliferación también
son destacables. Razones por las cuales han habido muchos entendidos en
la materia quienes han afirmado que si hubiera tenido la oportunidad de
madurar su talento unos escasos años más, hubiese matizado los ensueños
de los ángeles.
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