El presidente brasileño, Luiz Lula da Silva, firmó ayer un decreto que instituye el Plan Integral para Enfrentamiento al Crack y otras drogas.
La decisión fue acordada en varias reuniones del gobierno en las últimas semanas y contiene tres ítems centrales: combate, prevención y tratamiento, con un presupuesto estimado en 410 millones de reales (unos 235 millones de dólares).
Según el Palacio del Planalto, sede del
gobierno, en relación
con la lucha contra las drogas, la intención oficial es
"reforzar" la fiscalización en las fronteras, en especial con
Perú, Bolivia y Colombia, para impedir que los estupefacientes
ingresen a Brasil.
En ese sentido, la idea del gobierno es
utilizar a la Policía
Federal, las Fuerzas Armadas y la Fuerza Nacional de Seguridad
Pública -integrada por militares, policías y bomberos de todo el
país- para ese trabajo.
Sobre el crack, Lula da Silva sostuvo hoy
que "sabemos que no
es una droga de ricos, es más de pobres, y sabemos que ella está
siendo consumida en las pequeñas ciudades".
"Es una droga más barata y tiene un efecto devastador. Vamos a intentar encontrar un modo de jugar más duro para combatir el crack en conjunto con los prefectos y alcaldes. También queremos la colaboración de las iglesias y de los sindicatos", destacó.
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