Los ministros de Finanzas de la Eurozona, reunidos este lunes en Bruselas, se dijeron preocupados por la rápida devaluación de la moneda común, castigada por el elevado endeudamiento de los Estados miembros, que prometen reducir para devolver la confianza a los mercados.
A pesar del gigantesco fondo de emergencia de 750.000 millones de euros creado hace apenas una semana, los temores en torno a la deuda de los países europeos, en especial Grecia, España y Portugal, persisten así como la preocupación por el impacto negativo sobre el crecimiento de los planes de rigor.
El lunes, el euro cayó a su nivel más bajo desde abril de 2006, a 1,2235 dólares, antes de recuperarse por encima del umbral de 1,23 USD.
Al cabo del encuentro de los ministros de Finanzas, el presidente del Eurogrupo, el primer ministro luxemburgués Jean-Claude Juncker, intentó tranquilizar la situación afirmando que el euro sigue siendo "una moneda creíble", luego de declarar antes del encuentro su preocupación "por la rapidez con la que la tasa (de cambio del euro) se ha deteriorado".
En tanto, el mecanismo financiero sin precedentes constituido por un fondo que puede alcanzar los 750.000 millones de euros de préstamos y garantías de préstamos decidido el 10 de mayo para los países de la Eurozona en dificultades, aun no fue finalizado.
Juncker tuvo que convocar a una nueva reunión de los ministros de Finanzas de los 16 países del Eurogrupo para este viernes con el objetivo de finalizar "los detalles técnicos".
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Según fuentes diplomáticas durante el encuentro del lunes hubo largas y difíciles discusiones sobre el fondo en Bruselas, en especial entre Alemania y Francia.
Juncker reconoció, a medias, que uno de los puntos difíciles era el hecho de que ciertos países piden que sus Parlamentos nacionales aprueben en cada ocasión el desbloqueo de garantías para los préstamos, si un país de la zona euro necesitara recurrir a este mecanismo.
Finlandia sería uno de ellos pero según una fuente diplomática Alemania habría evocado el lunes con Francia este aspecto.
Por el resto, con el objetivo de restaurar la confianza en el euro, los ministros multiplicaron sus promesas de esfuerzos para reforzar el control presupuestario y la disciplina común en la Unión Europea, deteriorada por los altos déficits nacionales desde hace años.
Los ministros se mostraron dispuestos a discutir la controvertida iniciativa que, si prospera, los obligaría a someter desde 2011 sus proyectos de presupuestos nacionales a un examen europeo antes de girarlos a los Parlamentos nacionales.
La propuesta, presentada la semana pasada por la Comisión Europea, es "virtuosa", estimó el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker.
Sin embargo, la propuesta cuyo objetivo es evitar las desviaciones como las que conoció Grecia, que originó la crisis de confianza que afecta a la zona euro, despertó críticas en Europa con numerosos parlamentarios inquietos por un posible cuestionamiento de su soberanía nacional para votar los presupuestos.
Algunos países, Alemania en primer lugar, están determinados en ir más lejos.
Su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, evocó la idea de inscribir en la Constitución de los demás países de la zona euro el tope máximo que debe alcanzar el déficit, tal como hizo Alemania el año pasado.
"Es una cuestión" que debe abordarse y que forma parte de las eventuales lecciones que hay que aprender de la crisis, dijo.
"Hay que ver en qué medida esa disposición podría hallar la adhesión general de todos", dijo Juncker, que advirtió que "haremos todo para reducir el nivel de la deuda pública en Europa".
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