La fama cuesta, y no sólo sudor, sino también un nombre apropiado. Y es que el apelativo que muchos recibieron al nacer puede resultar un escollo para triunfar.
Algunos, golpeados por la casualidad, tuvieron que cambiarse el nombre por coincidir con otro personaje.
Especialmente aciago es el caso del actor Albert Brooks, nacido como Albert Einstein. David Bowie (David Robert Jones) se cambió el apellido para evitar confusiones con el cantante David Jones de The Monkees. Diane Keaton tuvo que renunciar a su nombre (Diane Hall) porque figuraba en el Sindicado de Actores, de manera que optó por el apellido de soltera de su madre. Michael Keaton tuvo la mala suerte de llamarse Michael Douglas y escogió su nuevo apellido en honor a Diane Keaton.
Orígenes traicioneros
Irónicamente, Michael Douglas ni siquiera debería llamarse así: su padre, Kirk Douglas, emigró a Estados Unidos como Issur Danielovitch Demsky. Nacido en Ámsterdam en el seno de una familia de judíos rusos, escogió un nombre 100% americano en su carrera hollywoodiense.
Su caso, en realidad, es bastante común. Multitud de artistas han ocultado sus orígenes para evitar prejuicios y discriminaciones o simplemente se han visto obligados a cambiar sus complicados nombres extranjeros por otros más pronunciables. Así sucedió con músicos como Bob Dylan (Robert Zimmerman) y Cher (Cherilyn Sarkisian) y leyendas del cine como Rita Hayworth (Margarita Cansino), Tony Curtis (Bernard Schwartz), Gene Wilder (Jerome Silberman), Raquel Welch (Raquel Tejada), Greta Garbo (Greta Gustafsson), Michael Landon (Eugene Orowitz), Mia Farrow (María de Lourdes Villiers) y Ben Kingsley (Krishna Banji).
¿Y quién le iba a decir a Francisco Estévez, un gallego nacido en la aldea de Parderrubias (Salceda de Caselas, Pontevedra), que el séptimo de sus diez hijos, bautizado como Ramón Antonio Gerardo Estévez, se convertiría en actor -en contra de la voluntad paterna- y terminaría alcanzando el estrellato como Martin Sheen? Dos de sus hijos siguieron sus pasos en el cine; uno, Carlos Irwin Estévez, decidió perpetuar su nombre artístico y hacerse conocer como Charlie Sheen. El otro se mantuvo fiel a sus orígenes y conservó su nombre original, Emilio Estévez.
Y aunque los tiempos han cambiado, la tendencia de ocultar apelativos raros o foráneos sigue vigente en la actualidad. No es el caso de Arnold Schwarzenegger, desde luego, pero sí el de Winona Horowitz (Winona Ryder), Demetria Guynes (Demi Moore), Juan Moreno (Jean Reno), Natalie Hershlag (Natalie Portman), Jennifer Anistonapoulos (Jennifer Aniston), cuyo padre nació en Creta, y Georgios Kyriacos Panayiotou (George Michael), de ascendencia grecochipriota. También era de esta nacionalidad el padre del cantante Cat Stevens, un caso rocambolesco: nacido como Steven Demetre Georgiou, decidió adoptar el nombre artístico de Cat porque su novia decía que tenía ojos de gato. En 1978, después de una experiencia cercana a la muerte, decidió convertirse al islam y abandonar la música. Es entonces cuando adoptó el nombre Yusuf Islam, siguiendo el ejemplo de Mohammed Ali (Cassius Marcellus Clay).
Por su parte, Nicolas Cage renunció a un apellido prestigioso como Coppola para demostrar que era capaz de labrar su propia carrera en el cine al margen de su conocido tío. Angelina Jolie Voight directamente eliminó su apellido para que nadie la relacionara con su padre, Jon Voight.
El atractivo del exotismo
Y como para gustos hay colores, aquellos que tenían un nombre demasiado común decidieron buscar una alternativa exótica: Mary Cathleen Collins (Bo Derek), William Henry Pratt (Boris Karloff), Michael Shalhoub (Omar Sharif), Camille Javal (Brigitte Bardot), Kris Carson (Kris Kristofferson), Elmer Figueroa Arce (Chayanne) o Tara Leigh Patrick (Carmen Electra).
Por supuesto, la opción clásica es buscar un nombre comercial. Todos sabemos que detrás de la sensual Marilyn Monroe se escondía la vulnerable Norma Jean, pero pocos adivinarían que Annie Mae Bullock es Tina Turner; Frederick Farookh Bulsara, Freddy Mercury, y Margaret Hyra, Meg Ryan. También lograron el éxito gracias a otro nombre Filippo Neviani (Nek), Archibald Alexander Leach (Cary Grant), Marion Robert Morrison (John Wayne), Betty Joan Perske (Lauren Bacall), Alicia Christian Foster (Jodie Foster), Virginia Davis (Geena Davis), Michelle Harrison (Courtney Love), Alicia Augello Cook (Alicia Keys)...
En originalidad se lleva la palma Whoopie Goldberg: nacida como Caryn Elaine Johnson, tomó su nombre artístico de los whoopie cushion (literalmente, cojín pedorreta), aunque optó por cambiar el apellido por el de Goldberg cuando su madre le comentó que nadie la iba a tomar en serio.
Y para toda norma existe una excepción, así que no faltan los que teniendo un nombre excepcional se buscaron otro más convencional. Tal es el caso de Lucille Le Sueur (Joan Crawford), Leaf -hoja en inglés- Phoenix (Joaquin Phoenix) y Destiny Hope -destino esperanza- Cyrus (Miley Cyrus).
Tiernas dedicatorias
También los hay que hacen de su alias un homenaje, como Marilyn Manson (Brian Hugh Warner), que convirtió su nombre en un cóctel macabro y glamuroso a partes iguales. Elton John (Reginald Kenneth Dwight), gran amante del blues, debe su nombre al saxofonista Elton Dean y al vocalista Long John Baldry. La también británica Florian Cloud de Bounevialle Armstrong se decantó por la mitología y, fascinada por la primera reina de Cartago, decidió llamarse Dido. El caso de Vincent Damon Furnier es más escalofriante: una sesión de güija le reveló que era la encarnación de la bruja del siglo XVI Alice Cooper.
Entre los cantantes también es habitual ponerse motes: Gordon Matthew Thomas Summer terminó llamándose Sting (aguijón), porque así le llamaban sus amigos desde que un día fue a un ensayo con una camiseta a rayas amarillas y negras que le hacía parecer una abeja.
El líder del grupo U2, Bono, se llama Paul David Hewson; su nombre artístico es una abreviatura de bono vox (buena voz en latín), un apodo que le puso su amigo, el también músico Gavin Friday. El guitarrista de U2 David Howell Evans también fue 'bautizado' con el mote de The Edge (el filo). Cosas de la vida.
Fuente 20 minutos
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