Éstas son algunas de las frases más interesantes que se dijeron en las pasadas 18 ediciones de la Copa del Mundo de fútbol
Uruguay 1930
"Ellos nos ganaron por ser más guapos y más vivos. No por ser mejores jugadores", Pancho Varallo, jugador argentino, tras perder la final de 1930 ante Uruguay.
Alcancé muchas cosas bonitas en mi carrera: defendí la camiseta de la selección y tuve el récord de goles con la camiseta de Boca. Sin embargo, no experimenté un dolor más amargo en toda mi vida que aquella final del Mundial perdida en 1930 ante Uruguay. Hasta el día de hoy, es algo que no puedo digerir", Pancho Varallo, jugador argentino, recordando la final.
"Éramos jóvenes, éramos ganadores, estábamos unidos, creíamos que éramos indestructibles", José Nasazzi, capitán de la selección uruguaya.
"Se dijo que no sabíamos jugar al fútbol, que fuimos campeones de mentira, pero quien habla así no vio jugar a Anselmo, Iriarte", Ernesto Mascheroni, jugador uruguayo.
"El fútbol de 1930 no admitía el pase hacia atrás. La bola siempre iba en dirección al gol. No dábamos vueltas al campo. Siempre que recibíamos el balón íbamos hacia portería", Ernesto Mascheroni, jugador uruguayo.
"Pienso que ningún otro país será candidato a organizar un evento tan caro como fue esta Copa del Mundo", Maurice Fischer, secretario de la FIFA, tras el Mundial de Uruguay.
Italia 1934
"Admiral, Italia debe ganar esta Copa del Mundo", Benito Mussolini al presidente de la federación italiana, Admiral Vaccaro antes del Mundial de 1934.
"El objetivo es demostrar que el deporte fascista está movido por el idealismo de sus dirigentes y su pueblo, bajo la inspiración del 'Duce'", Admiral Vaccaro, antes del partido contra Estados Unidos.
"El partido más difícil fue contra España. El equipo que enviaron los españoles era formidable. Fueron necesarios hombres de temperamento especial para batirlos, hombres fuertes y confiados como sólo el fascismo puede criar", Vittorio Pozzo, técnico de la selección italiana.
"Italia deseaba vencer. Era natural, pero ellos hicieron de eso algo demasiado obvio", Jean Langenus, árbitro belga que pitó en el Mundial.
Francia 1938
"Nunca en mi vida me sentí tan feliz por haber perdido. Con los cuatro goles que me hicieron, salvé la vida a once seres humanos. Me contaron antes de empezar el partido que los italianos habían recibido un telegrama de Mussolini que decía: Vencer o morir", Anta Szabo, portero de Hungría tras la final perdida por su selección ante Italia en 1938.
"Tener a Giusseppe Meazza en el equipo era como empezar ganando el partido por 1-0", Vittorio Pozzo, seleccionador italiano sobre la estrella de su equipo, tras el segundo título de los 'Azzurri'.
"Meazza era fantástico, incluso si tenía algún período de crisis, debido a su intensa actividad sexual o su pasión por el juego, hacía cosas en el campo que dejaban con la boca abierta", Peppino Prisco, directivo italiano de fútbol.
"En mi opinión, Brasil sólo debería jugar en el futuro en América, ya que viajamos 10.000 kilómetros para jugar partidos aburridos", Ademar Pimenta, técnico de la selección brasileña.
Brasil 1950
"Estos son los campeones del mundo", titular del diario brasileño O Mundo, un día antes del partido decisivo ante Uruguay en 1950.
"El Papa, Frank Sinatra y yo somos los únicos que conseguimos que Maracaná se quedara en silencio con 200.000 personas dentro", Alcides Ghiggia, en referencia al gol de que dio el triunfo a Uruguay ante Brasil por el título del Mundial de 1950.
"Todo estaba previsto, menos la victoria de Uruguay", Jules Rimet tras el título uruguayo en Maracaná en 1950.
"No me gustó ver a aquellas 200.000 personas tristes, no me gustó ver a Rio a oscuras y sin carnaval. Es la vida. Era campeón y no sentía una alegría absoluta por ello", Obdulio Varela, capitán uruguayo tras ganar el título de 1950 en Maracaná.
"Ahora vamos a jugar como hombres. Nunca miren a la tribuna. El partido se juega abajo. Ellos son once y nosotros también. Este partido se gana con los huevos en la punta de los botines", Obdulio Varela, capitán uruguayo antes del partido por el título.
"Yo había jugado un millón de partidos en todas partes, en canchas sin tejidos, sin alambradas, a merced del público, y siempre había salido sanito. ¡Cómo me iba a achicar ese día en Maracaná, que tenía todas las seguridades!", Obdulio Varela, capitán uruguayo tras ganar el título de 1950 en Maracaná.
"Fue la primera vez en mi vida que escuché algo que no fuera ruido. Sentí el silencio", Juan Alberto Schiaffino, autor del primer gol uruguayo contra Brasil.
"Fue como si se hubiese preparado una fiesta para coronar a un rey y el rey se hubiese muerto antes de la coronación", Moacyr Barbosa, portero de la selección brasileño tras la final.
"La pena máxima en Brasil son 20 años, yo ya llevo cumpliendo 44 de condena", Moacyr Barbosa, portero de Brasil en el Mundial de 1950, preguntado en 1994 sobre la derrota ante Uruguay.
"Antes del partido contra Uruguay, debí firmar unos 2.000 autógrafos con la mención ?Brasil campeón del mundo", Zizinho, volante de la selección brasileña.
"Ustedes, brasileños, que en pocas horas serán aclamados por millones de compatriotas. Ustedes, a los que ya saludo como vencedores", Angelo Pérez, alcalde de Rio de Janeiro, por los altavoces de Maracaná antes del inicio de la final.
"El silencio después de nuestro gol fue algo terrible. El estadio estaba muerto y pensé: Brasil no va a ganar", Roque Máspoli, portero de Uruguay.
"Cuando el árbitro pitó el final, miré a un lado y vi a Obdulio como un loco, dando saltos. Me dieron ganas de pegarle una patada", Zizinho, jugador de Brasil.
"Vi a un pueblo con la cabeza baja, con lágrimas en los ojos, sin habla, abandonar el estadio como si volviera del entierro de un padre amadísimo. Vi a un pueblo derrotado, y más que derrotado, sin esperanza", crónica de José Lins do Rego en el diario Jornal dos Sports al día siguiente de la final.
"Dejé de creer en Dios el día que Brasil perdió el Mundial en Maracaná", Carlos Heitor Cony, escritor y periodista brasileño.
Suiza 1954
"De repente nos dormimos, y cuando despertamos estábamos perdiendo por 3-2", Ferenc Puskas tras perder con la favorita Hungría la final de 1954 contra Alemania.
"Hoy entiendo lo que pasó en 1954. En ese césped pesa una maldición contra todo húngaro que lo pise", Sandor Kocsis, tras perder la final de Copa de Europa con el FC Barcelona, en 1961, contra el Benfica (3-2), en el estadio Wankdorf de Berna, el mismo escenario siete años antes de la final del Mundial.
"Nuestra selección perdió la Copa porque despreció el torneo. No llegué a sentir en el equipo el mismo fervor que en los Juegos Olímpicos", Sandor Kocsis, delantero húngaro, criticando el comportamiento de sus compañeros.
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