El espacio funciona en el Instituto Miguel Lillo. Cuenta con dos áreas una de exposiciones permanentes otras de muestras temporales. Es un museo didáctico donde aprovechamos los oídos, imágenes, videos, colores para llamar la atención”, comentó su director, Eduardo Ribotta.
“La idea era contar con un museo de Ciencias Naturales bien organizado. Eso se inicia en la segunda década del siglo XX, al igual que la posibilidad de publicar una obra de calidad sobre la flora y fauna de nuestro país”, así comenzó su discurso el presidente de la Fundación Miguel Lillo, Jorge Luis Rougés.
El edificio se comenzó construir en 1960, “conteniendo un sector para el área de geología, otro para botánica y otro para zoología”, continuó. En este sentido agregó que el museo tuvo mucho éxito, en “la comunidad, turistas y estudiantes”. Sin embargo en el 2005 se comenzó con la gestión para modernizar el edificio que se inauguró ayer.
El moderno espacio tiene dos áreas. Una de exposición permanente donde se pueden apreciar minerales, paleontología y los diferentes paisajes del noroeste. Y otra temporal cuyo objetivo es dinamizar el museo, es decir, allí se expondrán muestras durante un tiempo determinado.
“El museo está pensado para los niños y público en general. Es didáctico y pedagógico donde aprovechamos los sonidos, imágenes, videos, colores, etc para llamar la atención”, comentó su director, Eduardo Ribotta.
Además agregó que “en la parte paleontológica hay mesas lúdicas para los chicos, incluso hay objetos con sistema braille. También tenemos tres videos donde se narra lo que hay el museo y se reproduce el sonido de los anfibios”.
Por su parte el presidente de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, Hugo Bauzá, expresó que el museo representa “una obra de altruismo con una función que tiene varios perfiles, no solamente como repositorio de piezas de alta jerarquía, sino también como una institución que despertará vocaciones en la juventud que muchas veces están recónditas”.
A su vez, sostuvo que “este museo al ser de enorme jerarquía traerá mucho turismo del exterior por lo tanto desde el punto de vista económico beneficiará a la provincia”.
Por otro lado destacó que “a Miguel Lillo no se lo debe tomar solamente como el gran naturalista, sino como un humanista a carta cabal, actuó desinteresadamente. Fue un sabio, no solo por conocedor, sino como ejemplo de vida”.
El acto de inauguración fue presidió por Jorge Luis Rougés, presidente de la Fundación Miguel Lillo, acompañados por el Hugo Bauzá, presidente de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires; También estuvo el Arzobispo de Tucumán, Monseñor Luis Villalba, quien bendijo las instalaciones; el Director del MUL Eduardo Ribotta; el Intendente de San Miguel de Tucumán, Domingo Amaya; representante del Poder Ejecutivo provincial, de la Legislatura, de la UNT, de diversas entidades públicas, privadas y culturales, entre muchos otros y numeroso público.
Hasta el 1 de junio se abre de lunes a viernes durante la mañana y tarde. Luego también abrirá los fines de semana. Cerrando los lunes para mantenimiento
Sebastián Ganzburg
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