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Atletas en pleno cerro
Camara fotoAMPLIARAtletas en pleno cerro
02/05/2010 - En General

Decenas de atletas recorrieron los cerros tucumanos

El habitual fin de la noche en la pintoresca localidad de Yerba Buena , llegó acompañado con sonidos y un ambiente poco común cuando el reloj marcaba el avance de la madrugada del sábado 1 de mayo. Respiraciones profundas y acompasadas para intentar calmar la ansiedad y fijar la concentración surgían de los más de cien atletas que, también con su indumentaria, alteraban la rutina nocturna de la ciudad en torno al mástil de la avenida Aconquija.Luis Galvez ganó la competencia Yerba Buena Tafí del Valle.

De pronto, a eso de las 5.00, la voz de mando de Sandro del Río, organizador de la prueba, se impuso por sobre las pocas conversaciones susurradas que surgían de entre el grupo para lanzar la última arenga y comenzar con la tradicional cuenta regresiva: “tres, dos, uno…” y la séptima edición de la competencia internacional clásica del Norte Argentino Ecoatlética “Yerba Buena- Tafí del Valle” estaba en marcha.

Durante los primeros tramos de la prueba, la explosión de energía de los competidores se contrapuso hasta imponerse a las precauciones que sugerían las sombras de la noche en retirada, desdibujando los senderos que discurrían por las estribaciones serranas de Horco Molle, hasta La Sala. Ese, para los expertos, era el momento de marcar diferencias en el reloj que sólo se detendría muchas horas más tarde, en el centro de Tafí del Valle. Aún había un largo camino por delante para los atletas que llegaron al Jardín de la República desde 14 provincias argentinas y seis países de América y Europa.

A medida que la competencia avanzaba el grupo comenzó a disgregarse. Marcos Alfonso en carrera individual y Matías Haedo y Luis Gálvez en parejas, ejercían desde el arranque un dominio que no cambiaría a lo largo del exigente trayecto.

Desde el principio las diferencias eran notables respecto del resto, pero eso no importaba. Nadie aflojaba la marcha, todos apretaban el paso a sabiendas de que lo más difícil aún estaba a varios kilómetros.

En La Sala, en el cerro San Javier, aparecía el primer punto de control. Como lo había anticipado Del Río en la charla previa la noche anterior en el salón del San Pablo Country and Golf de La Rinconada, el peritaje de los organizadores sobre la marcha de los corredores era estricto. Luego de marcar su pasaporte, el camino se los llevó por un costado del asfalto -o por algunas cortadas a los más baqueanos-, hasta depositarlos en las inmediaciones de El Siambón, para comenzar a agitar el polvo del camino que conduce a Potrero de las Tablas.
Allí estaba el segundo puesto de control, que era también la largada del segundo grupo, los que correrían 50 kilómetros. Ahí, la ceremonia de la arenga y el conteo se repitieron, mientras los de largo aliento iban pasando, de a uno o en parejas, abandonando por primera vez los caminos más transitados para remontar el río Grande. Para muchos, había comenzado la verdadera carrera.
Con el agua ya a sus espaldas, los atletas encararon la subida más brava. Arriba, en las alturas, los esperaba Anfama, un oasis de café o mate con pan casero servido en las casas de los lugareños, que le darían fuerza para el tramo más exigente, el que tuvo como culminación La Ciénaga, a 2.570 metros de altura sobre el nivel del mar. Hace rato que el paisaje mutó del verde de las yungas al terracota de las cumbres semiáridas, características de los cerros que anteceden la bajada hacia el valle de Tafí. Los nombres de los parajes que se suceden bajo las fatigadas suelas de los atletas daban cuenta del avance y de la dificultad del recorrido: Puente de Palos, El Rocódromo, Alto de la Aguada, y La Ciénaga, el punto que para muchos implicó la coronación al esfuerzo. Es que de ahí en más, luego de ese tramo que exige cambiar el trote vivo por una cauta caminata, el Paso del Abra sirvió de antesala al último punto de control, ubicado bajo la antena de alta tensión 70-1, desde donde surgían los datos que en la comodidad de Tafí, esperan quienes siguieron atentamente a la distancia la evolución de la estacada prueba.

La suave pendiente de Las Mesadas constituyó el último tramo agreste del periplo, ya con los primeros signos de urbanización a la vista. Tal vez en este tramo final llegaron a los oídos de los atletas las voces lanzadas por el locutor que anunciaba su proximidad en la ciudad, pendiente de punta a punta de lo que sucedía en el horizonte de casas bajas. Hasta que de pronto, una, dos, tres siluetas se recortaban contra la difusa luz del sol semioculto tras las nubes. Alfonso, Haedo y Gálvez estuvieron compitiendo a lo largo de 11 horas pero en la recta final, sobre el empedrado, marchaban hombro con hombro hasta que, tomados de las manos, cruzaron la meta con los brazos igualmente en alto. El gesto, fugaz y espontáneo, resumía el espíritu de la prueba.

El record derrotado por varios minutos, la diferencia con el resto y los trofeos que bajarán con ellos tras la ceremonia al día siguiente, serán poco más que anécdotas que se contarán cuando todos celebren la victoria de todos. Tendrán el mismo valor que el largo aplauso brindado al primer extranjero, paraguayo, que cruzó la meta, las risas que despertó el animado baile del cordobés y el emocionado gesto del porteño que pasó de largo y subió varios escalones para abrazarse con su familia.
A final quedó claro: todos festejaron, porque ganaron todos.La séptima edición internacional del Eco aventura en Tucumán, dejó un balance positivo. .

La organización  Ecoatletas forma parte de la Alianza Mundial del Deporte que tiene su sede en la Tokio y que está avalada por las Naciones Unidas por lo que todas sus actividades están vinculadas a la preservación del medioambiente.

Luis Antonio Gálvez fue el ganador de la categoría por parejas y destacó que la séptima edición de esta competencia  fue bastante rápida porque hubo muchos competidores que marcaron un ritmo veloz. “Estoy contento de haber retornado a la victoria en esta competencia. El año pasado fue el único año en que no pude quedar en el primer puesto”, dijo Galvez.


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