14/04/2010 - Situación en General

Analizan rol docente para recuperar a la escuela como distribuidora de conocimiento

El renovado compromiso que deben tener los docentes para que la escuela sea clave en la distribución del conocimiento y deje el lugar de contenedor social en la que fue situada tras la crisis del 2001, fue el tema abordado durante la última jornada del Congreso "Educación del Bicentenario” realizado en Paraná.

El panel "Presente y futuro del compromiso docente” fue el cierre del congreso que comenzó el lunes y que se realizó en la escuela normal José María Torres, la más antigua secundaria del país creada en 1871 por Domingo Sarmiento.

La secretaria general de la Confederación de Trabajadores de la Educación de la república Argentina (CTERA), Stella Maldonado, recordó que a principios del siglo pasado la enseñanza en la Argentina "estaba sujeta al normalismo y se consideraba a los docentes como encargados de cumplir una misión frente a la
inmigración masiva”.

En este sentido puntualizó que "se verificaba  que ser docente tenía en la sociedad un prestigio enorme y los maestros poseían autoridad pedagógica”, mientras que, la expansión educativa "se da entre la época del peronismo y entrados los 70, donde la distribución de la riqueza y la tasa de desempleo eran todavía favorables”. 

En este marco, la dirigente gremial sostuvo que el compromiso docente "siempre fue el de sostener una educación de calidad. Pero a partir de `La noche de los bastones largos` comenzó un lento proceso de deterioro que eclosionó con el golpe militar de 1976, la transferencia en los 90 de las escuelas nacionales a las provincias sin presupuesto necesario y la crisis económica del
2001”.

"Llegado este punto, el compromiso social de los docentes se limitó a ser el de contenedor de la catástrofe ya que la escuela se convirtió en un depósito de alumnos que servía para evitar la violencia, por lo que algunos la tomaban como algo despectivo. En esos años los docentes pusieron su cuerpo para paliar el hambre de los chicos, y muchas veces no se le dio el verdadero valor a su accionar”, destacó Maldonado.

La docente explicó que "los efectos perduran todavía por lo que hoy tenemos que enfrentar el desafío de cómo volver a recuperar la eficacia simbólica que tuvo el normalismo a comienzos del siglo pasado, pero desde una concepción distinta, con inclusión, igualdad de derechos y respeto a las diferencias”.

En el mismo panel, Rosario Badano, investigadora y decana de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Entre Ríos, describió que "existe un estado de tensión entre el sentido del trabajo docente y su labor cotidiana. El trabajador docente conoce internamente cuál es su compromiso pero existe mucha autocensura”. 

"Muchos docentes prefieren sólo estar en la escuela como una estrategia de superviviencia, sin meterse ni querer transformar algo, es un estado defensivo que deriva en una regresión y en ser pasibles de sometimiento. Otros, la minoría, eligen habitar la escuela, un concepto que alude a estrategias para buscar una autonomía frente a las formas dominantes”. 

Badano puntualizó que en un reciente trabajo con los docentes "las palabras más escuchadas eran desencanto, nostalgia, soledad, asilamiento, inercia y solidaridad”, y añadió que "el compromiso mayor del docente pasa por trabajar críticamente la profesión ya que no hay compromiso social sin alguna cuota de rebeldía”.

Emilio Tenti Fanfani, sociólogo y autor de numerosos libros sobre el trabajo docente, explicó que "hay una idea en la sociedad sobre el deber ser de un maestro que lo vinculan a una especie de santo, héroe y mago y le confieren una sobreexigencia de ser creativos en forma constante".

"La docencia es un trabajo cuerpo a cuerpo con el alumno, una tarea a la que siempre se le cambian los problemas a tratar, se les modifican lo que tienen que enseñar, además de tener que lidiar con el nuevo equilibrio de poder entre adultos y jóvenes”.

Para el especialista, el docente distribuye conocimiento, lo que significa un capital invalorable. 

"La sociedad debería exigir ese capital porque es la única forma de no quedar excluidos. Ese es el nuevo sentido del trabajo docente: convertirse en una pieza fundamental para una sociedad mas justa”, concluyó Tenti Fanfani. (Télam).-