Por lo menos 95 personas murieron en la ciudad de Rio de Janeiro y las urbanizaciones adyacentes, a causa del temporal que desde la madrugada del martes provocó destrucción y caos entre sus pobladores, informó el cuerpo de bomberos.
Unas 4000 personas debieron ser evacuadas y otras 200 están desaparecidas, de acuerdo al último balance de las autoridades.
Decenas de morros donde están instaladas
favelas se
derrumbaron a causa de las fuertes lluvias, consideradas las
peores de las últimas décadas.
El presidente brasileño, Luiz Lula
da Silva, afirmó ayer que
"pide a Dios" que cese la lluvia que castiga a la ciudad, donde
se concentra la mayor cifra de víctimas mortales, y donde había
riesgo para las viviendas precarias de los sectores más
empobrecidos.
La tormenta paralizó el transporte de la ciudad, obligó a
suspender las clases y afectó a gran parte del Estado de Río de
Janeiro.
"La humanidad no puede controlar la intemperie y cuando
llueve durante más de 15 horas seguidas, como ahora, los
trastornos son demasiado grandes", dijo Lula a radio Tupí en Rio
de Janeiro, donde hoy tenía previsto visitar favelas (barriadas
pobrísimas).
"Hoy está lloviendo en Río lo que llueve en un mes,
entonces
que la gente se quede en casa y que quienes ya están en la calle
tengan calma, porque el momento es muy serio y hay que tener
serenidad", subrayó el mandatario.
Fue entonces cuando dijo que "lo único que se puede hacer en
este momento es pedirle a Dios que pare un poco la tempestad
para que se recupere la normalidad".
Desde inicio de la mañana,
las autoridades estaduales y
municipales pidieron a la población permanecer en sus casas y
abandonarlas en el caso de las ubicadas en las favelas,
consideradas áreas en riesgo por los aludes de tierra y lodo.
"La
prioridad es salvar vidas y evitar más muertes. Por
favor, salgan de sus casas y vayan hasta lugares seguros,
aquellos que vivan en las zonas de riesgo. Quedarse allí es casi
un suicidio", pidió el gobernador del Estado, Sérgio Cabral.
El
temporal, considerado por los expertos como "el mayor en
la historia de Rio desde el inicio de las mediciones", comenzó
la tarde del lunes y se intensificó por la noche y la
madrugada, con ráfagas de viento de hasta 75 kilómetros por
hora.
La mayoría de las muertes fueron registradas en las favelas
cariocas, azotadas por los deslizamientos de tierra y de lodo.
En
Vila Isabel, zona oeste de la ciudad, cinco personas de
una misma familia murieron tras un alud en lo alto del Morro dos
Macacos.
Una pareja estaba durmiendo en su casa con los cinco
hijos
cuando, por la madrugada, tuvo lugar el deslizamiento.
Además de las víctimas mortales, las lluvias provocaron heridas a por lo menos 70 personas -entre ellas a 8 bomberos que participaban de operativos de rescate- y una veintena de desaparecidos.
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