El gobierno del presidente peruano, Alan García, endureció ayer su posición frente a la huelga indefinida de mineros informales, que ha dejado un saldo parcial de seis muertos por los enfrentamientos del domingo entre la policía y manifestantes.
El gobierno peruano anunció que sólo dialogará con los dirigentes de los manifestantes cuando depongan la medida de fuerza, iniciada el sábado.
La situación en el distrito de Chala, en el departamento de Arequipa, sur de Perú, se convirtió en el centro de las protestas del fin de semana, y hoy se percibía una tensa calma a la espera de que la policía disperse a los grupos de manifestantes.
Cientos de pasajeros que llegan a los extremos del pueblo de Chala, desde el norte del y desde el sur, se ven forzados a cruzar la localidad a pie, en busca de transportes del otro lado de los dos kilómetros en que se desarrollan las protestas.
Las clases escolares fueron suspendidas en esa ciudad y se apreciaba una carencia de alimentos y agua en la ciudad.
El jefe del Consejo de Ministros, Javier Velásquez Quesquén, ratificó la disposición del gobierno al diálogo con los mineros informales, siempre que levanten la medida de fuerza y terminen la toma de carreteras.
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