El alto comisionado de las Naciones Unidas para el Desarme, el embajador brasileño Sergio Duarte, cuestionó el acuerdo entre Estados Unidos y Rusia sobre desarme nuclear y defendió el derecho de los países emergentes a desarrollar tecnología atómica propia.
Esos dos temas forman parte de la agenda de la cumbre sobre seguridad nuclear que se realizará la semana próxima en Washington y a la que asistirá el presidente brasileño, Luiz Lula da Silva.
"Las reducciones van a demorar ocho o 10 años y no sabemos bien lo que
ellos reducen", dijo Duarte acerca del pacto entre Estados Unidos y
Rusia, que establece la eliminación de 30 por ciento de los arsenales
nucleares.
Las políticas de supresión de armamento atómico de
Estados Unidos y Rusia son "lentas y discontinuas", e "incomodan a los
países no nucleares" como Brasil, sostuvo el embajador en declaraciones
publicadas hoy por el diario O Estado de Sao Paulo y citadas por la
agencia de noticias ANSA.
Duarte estimó que "en el auge de la
Guerra Fría había 70.000 armas nucleares en el mundo y más de 90 por
ciento de ellas estaba en poder de Estados Unidos y Rusia".
"Hubo
un esfuerzo para reducirlas pero es difícil saber cuánto las redujeron
porque ellos no son transparentes por razones de seguridad", agregó.
La
prensa brasileña especuló con la posibilidad de que Brasil y Estados
Unidos sostengan posiciones diferentes tanto en la cumbre de la semana
próxima como en la conferencia sobre la revisión del Tratado de No
Proliferación Nuclear (TNP), que se efectuará en mayo.
Lula
reiterará la semana próxima su propuesta de mantener el diálogo con
Irán, que está enriqueciendo uranio, tal como lo hizo el mes pasado,
durante la visita a Brasilia de la secretaria de Estado estadounidense,
Hillary Clinton, cuyo gobierno recomendó aplicar sanciones a la
república islámica.
Paralelamente, el presidente de Estados
Unidos, Barack Obama, propondrá la creación de centros internacionales
de enriquecimiento de uranio y producción de combustible atómico, como
medio para coordinar acciones de prevención contra el contrabando
nuclear y el terrorismo.
Brasil cuenta con la sexta mayor reserva
de uranio del mundo y la formación de esos centros globales de
producción de combustible impedirán la exportación de ese mineral,
advirtió el ministro de Asuntos Estratégicos brasileño, Samuel Pinheiro
Guimaraes, al anticipar su disenso con la propuesta estadounidense.
El
jefe de la División Desarme y Tecnologías Sensibles de la cancillería
brasileña, Santiago Mourao, sostuvo que la creación de centros mundiales
de enriquecimiento e uranio puede amenazar la "seguridad energética" de
Brasil.
El diplomático explicó que Brasil no está dispuesto a
aceptar límites en el enriquecimiento de uranio pues planea construir al
menos cinco centrales atómicas en la próxima década.
Brasil es
parte de la Coalición para Una Nueva Agenda nuclear junto a México,
Egipto, Irlanda, Suecia y Nueva Zelanda.
Ese grupo de países
presentó una agenda de 13 puntos en la que demanda a los países
nucleares que permitan el control externo de sus actividades y suspendan
los ensayos atómicos.
La Coalición fue formada en el seno de los
países signatarios del TNP. Brasil rubricó el TNP en 1998, durante el
mandato del presidente Fernando Henrique Cardoso, decisión que fue
cuestionada por el actual gobierno.
Brasil anticipó que no
firmará las nuevas cláusulas del TNP a ser presentadas en la reunión de
ese organismo que tendrá lugar en mayo.
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