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La música clásica cautivó en los valles

Una de las obras religiosas más destacadas de la música de cámara del período clásico logró fascinar a los turistas que se refugiaron de la persistente llovizna del Viernes Santo en los salones del hotel Lunahuana, en Tafí del Valle. La Camerata Lazarte conmovió con la "Versión Integral de los Cuartetos de Haydn", donde se escucharon los Cuartetos Opus 51 "Las Ultimas Siete Palabras de Cristo en la Cruz".

En el marco de las actividades organizadas por el Ente Tucumán Turismo, el concierto de música clásica tenía previsto realizarse en un principio en el predio del Museo La Banda. Sin embargo, las condiciones climáticas obligaron a trasladar el evento bajo techo logrando una masiva concurrencia.

Participaron Franco Ruíz Falci y Gerardo Solórzano en violines, Mauricio Torres Urrutia en viola, Valeria Buriek en violonchelo y Jorge Girbau en contrabajo, con comentarios y dirección del maestro Julio Lazarte. El programa se completó con el Concierto para Violín y Cuerdas H.VIIa:4 de Joseph Haydn actuando como solista Franco Ruíz Falci y el Concierto para Flauta y Cuerdas de Joseph Haydn con Juan Pablo Juárez Biasuso como solista. La dirección y comentarios estuvieron a cargo del maestro Julio Lazarte.

En 1785 cuando Haydn tenía 53 años, el mejicano José Sáenz de Santa María, Marqués de Valde-Íñigo canónigo de Cádiz encargó a Haydn una música para ilustrar y exaltar los oficios del Viernes Santo cuya finalidad de la música era ayudar a la meditación que realizaban los miembros de una comunidad religiosa, conocida como la Hermandad de la Santa Cueva.

La Cofradía de la Madre Antigua estaba formada por un grupo de hombres que se reunían en la parroquia del Rosario en Cádiz para meditar sobre la Pasión de Cristo. En 1756 los miembros de la hermandad descubrieron por casualidad un pasaje subterráneo en donde decidieron continuar con sus ejercicios religiosos. Desde entonces la cofradía recibió el nombre de la Hermandad de la Santa Cueva.

En 1771 José Sáenz se convirtió en el director espiritual de la Hermandad de la Santa Cueva y en 1781 el sacerdote decidió ampliar la cueva y remodelar la antigua iglesia del Rosario. La Santa Cueva, que ahora se conoce como la Capilla de la Pasión, se inauguró en 1783. Este templo, ascético y penitencial, es un espacio destinado a la oración en silencio y a la meditación sobre la Pasión de Cristo. Dos años más tarde, el padre de José Sáenz murió y poco después también falleció su hermano mayor, por lo que José heredó el título de marqués de Valde-Íñigo y la cuantiosa fortuna familiar.