RÍO DE JANEIRO, 31 mar (IPS) - Especialistas de distintas partes del mundo intentan atraer la mirada hacia dolencias poco conocidas y dejadas de lado por los grandes laboratorios farmacéuticos, como la leishmaniasis visceral y las enfermedades del sueño y de Chagas.
Por Fabiana Frayssinet, para IPS
Las llamadas enfermedades
olvidadas, entre las que también figuran el paludismo o malaria, el
dengue y la esquistosomiasis, representan junto a la tuberculosis 11,4
por ciento del volumen mundial de afecciones, pero sólo 1,3 por ciento
de los 1.556 nuevos medicamentos registrados entre 1975 y 2004 fueron
desarrollados específicamente para atacar estos males.
La prioridad que le dan los laboratorios a estas enfermedades "es
cero", afirmó ante IPS Tania Araújo-Jorge, directiva de la estatal
Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz), anfitriona del foro internacional de
expertos y gestores de salud que finalizó este miércoles en Río de
Janeiro.
El encuentro, inaugurado el lunes, fue promovido por la Organización
Mundial de la Salud (OMS) con el fin de orientar recursos y formular
estrategias con destino a los estudios y tratamientos para esas
dolencias.
"No existe ningún desarrollo en inversiones privadas porque no dan
dinero, no tienen mercado", explicó Araújo-Jorge. Los gobiernos de los
países donde estas enfermedades son endémicas, que podrían configurar un
eventual mercado, "no tienen políticas de compra aseguradas", y por lo
tanto tampoco son atractivos, agregó.
Según la Iniciativa Medicamentos para Enfermedades Olvidadas (DNDi,
por sus siglas en inglés), de la no gubernamental Médicos Sin Fronteras,
estos males matan y dejan discapacitadas a millones de personas y
representan una necesidad médica importante que sigue sin ser atendida.
Precisamente uno de los objetivos de la reunión realizada en
colaboración con el Instituto Oswaldo Cruz y la Organización
Panamericana de Salud fue discutir cómo compensar ese agujero en la
salud pública.
"Actualmente hay más oportunidades de financiamiento de empresas y
fundaciones, pero todavía no hay prioridades definidas. Hay dispersión
de financiamiento en estudios", resumió Araújo-Jorge.
Los resultados de encuentros como éste servirán de base para elaborar
un informe global en 2011, que orientará a las agencias y países
involucrados.
"El objetivo es armonizar y articular el esfuerzo de financiamiento
determinando las prioridades", añadió la especialista.
El foro se centró en las dolencias más olvidadas dentro de las
olvidadas: el mal de Chagas, la enfermedad del sueño y la leishmaniasis
visceral, todas parasitarias y que afectan a más de 500 millones de
personas en el mundo.
En entrevista con IPS, la coordinadora de proyectos para América
Latina de la DNDi, Isabela Ribeiro, destacó que se trata de dolencias
con una enorme carga socio-económica en términos de salud pública.
Ribeiro mencionó el caso de la enfermedad de Chagas, causada por el
parásito Trypanosoma cruzi y transmitido generalmente por la chinche, un
insecto conocido en algunas partes de América Latina como vinchuca.
El mal de Chagas, que afecta a alrededor de ocho millones de personas
en el mundo y que es endémica en 21 países de América Latina, con
frecuencia no se diagnostica y en casos extremos causa cardiopatías y
problemas digestivos, discapacidades con alto impacto social y económico
"a menudo no reconocido", dijo.
La DNDi menciona como consecuencias el desempleo y la "disminución de
la capacidad productiva".
Otro estudio citado por esta entidad, realizado entre 1979 y 1981 en
Brasil, determinó que en 15 años se perdieron más de 1.300 millones de
dólares en sueldos y productividad industrial por trabajadores con esta
dolencia en el gigante sudamericano.
Se estima que la enfermedad del sueño, causada por dos subespecies de
protozoarios kinetoplástidos y transmitida a los humanos por la mosca
tsé-tsé, afecta actualmente a una población de entre 50.000 y 70.000
personas y provoca 48.000 muertes cada año.
Este mal azota especialmente a los países africanos y genera, según
la DNDi, graves consecuencias sociales y económicas. A fines del siglo
XX, las epidemias alcanzaron hasta 50 por ciento de la población de
varias aldeas rurales africanas.
La leishmaniasis visceral también está vinculada a la pobreza. Se
calcula que su forma más grave afecta actualmente a 500.000 personas en
88 países. Los más afectados son Bangladesh, Brasil, Etiopía, India,
Kenia, Nepal y Sudán.
Se trata de enfermedades con "diferentes niveles de mortalidad y
morbilidad", pero todas con "un impacto socioeconómico potencial
importante", según Ribeiro.
Al estar asociadas a las "poblaciones más vulnerables" y "en general
fuera del sistema", no generan mucho interés para el desarrollo de
medicamentos y estudios, acotó.
Pese al panorama general, Ribeiro es optimista. Destacó el
surgimiento de cada vez más "modelos de asociación" entre el sector
público y privado para desarrollar esos medicamentos, promovidos por
organizaciones como la DNDi.
En Brasil, por ejemplo, el laboratorio público Farmanguinhos, de la
Fiocruz, está desarrollando medicinas para enfermedades como la malaria y
promoviendo estudios específicos sobre el mal de Chagas.
En el sector privado, Ribeiro también mencionó el caso de una
asociación que promovió con el laboratorio multinacional Sanofi-Aventis
para un medicamento contra la malaria con precio de costo para el sector
público.
Otra luz en el camino, según Araújo-Jorge, es el hecho de que
organizaciones internacionales hayan comenzado a darle "más voz y
protagonismo" a los países donde estas enfermedades son endémicas.
El hecho de escoger a un país como Brasil para un encuentro como éste
es una muestra de la "descentralización del debate", "fuera de
Ginebra", donde está la sede de la OMS, subrayó.
(FIN/2010)
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