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AMPLIARFoto del momento aquel

Roberto De Vicenzo. orgulloso recuerdo en Houston

Cuando uno entra en el club house del Redstone Country Club y pasa la puerta que conduce al locker room, a su derecha tiene una pared con los cuadros de algunos de los que ganaron este tradicional torneo. Allí, en la zona central de la pared y bien a la vista de todos está Roberto De Vicenzo con una gran sonrisa festejando uno de sus tantos torneos.

La foto es de 1968 cuando el “Maestro” se quedó con el título del Houston Open, luego de superar a Lee Trevino por un golpe.

En el programa oficial del torneo hay más recuerdos de la victoria del argentino. El torneo se jugó en mayo de ese año, sólo tres semanas después del recordado final en el Masters de Augusta, en el Champions Golf Club, no muy lejos de donde se juega actualmente el torneo. De Vicenzo acumuló 274 golpes (-10) y se llevó un cheque de 20.000 dólares, bastante poco para los cientos de miles que se reparten esta semana.

El torneo comenzó con Jack Nicklaus tomando el liderazgo con una vuelta de 6 bajo el par y el Maestro quedaba a dos golpes. El viernes la diferencia se redujo a uno, pero el sábado luego de hacer par de cancha quedó nuevamente a dos de los líderes. El domingo De Vicenzo estuvo inspirado y con una ronda de 68 se quedó con el título.

Ojalá que esta semana se repita. Para eso hoy los dos argentinos practicaron temprano y tanto Romero como Cabrera elogiaron las condiciones del campo. “Los greens están perfectos, y con el paso de los días van a estar más rápidos”, coincidieron el Pigu y el Pato. Luego de jugar 9 hoyos, pasaron más de una hora en el putting green, donde concentraron gran parte de su práctica.

A la noche me di un gusto personal, fui a ver a los Houston Rockets, el equipo de la NBA de la ciudad, que jugaba ante Washington Wizards (donde juega Fabricio Oberto). En el equipo local es ídolo Luis Scola y los fanáticos se lo reconocen. Ganaron los Rockets y Scola cumplió como siempre y se retiró ovacionado; otro motivo de orgullo para los varios argentinos que estábamos en el estadio.

Gentileza; Marcos Virasoro